El Colombiano

Los mayores errores del mercadeo (1)

- CARLOS FERNANDO VILLA GÓMEZ carlosefev­illa@gmail.com

El afán por atraer clientes, sumado al que últimament­e se ha convertido hasta en necesidad y obsesión, con fundamento­s, como es el de fidelizar los mercados, ha hecho, y está haciendo, que se adelanten acciones, que con frecuencia se convierten en errores y actividade­s de consecuenc­ias negativas para las empresas, su gente, y los clientes, quienes con el tiempo siempre salen perjudicad­os, porque los males que de esos errores se derivan, los sufren todos los integrante­s del mercado. Mucho se ha hablado de fidelizaci­ón, y bastantes son las ocasiones en las cuales los expertos han manifestad­o que lo más efectivo para ello, para una verdadera lealtad de los seres humanos, es la confianza, siendo ella algo que nunca se compra. Jamás se ha hecho y no se podrá. Tanto para atraer mercados, como para hacerlos fidelizaci­ón, hay que actuar sin descanso, siendo la comunicaci­ón constante entre las partes la que trabaja para lograr el conocimien­to mutuo requerido para esa fidelidad que se persigue. Y para ello es menester una diferencia con algo que sea interesant­e y de beneficio para todos. Los concursos y eventos (rifas, juegos, períodos de celebració­n, etc.) que existen, son una forma de lograr que las personas se sientan atraídas, y sirven para generar conocimien­to mutuo y, por lo tanto, ir ganándose la confianza de los clientes. La publicidad y las promocione­s (bien hechas) han sido tradiciona­les; los “advergames” o publicidad con juegos, y más han sido de gran beneficio, por lo que los premios por lograr algo (puntos, millas, descuentos, etc.), y los regalos (objetos, boletas para espectácul­os, productos, y otros), sirven. El conocimien­to del cual se trata en el mercadeo práctico moderno no se refiere únicamente a que el cliente sepa qué es y qué tiene la empresa, y a que ésta identifiqu­e el cliente y su comportami­ento transaccio­nal (demografía básicament­e). Va más allá, teniendo cuidado de respetar la intimidad. Dicho de otra forma, los clientes necesitan conocer la filosofía organizaci­onal, la cultura, y quiénes conforman la empresa y su entorno, sea de la naturaleza que sea, y requieren (los clientes) ser conocidos y tratados como personas, sin que ese conocimien­to implique entrometer­se en lo personal de cada parte. A pesar de lo anterior, sin que lo dicho sea todo lo que hay que decir sobre el tema, lo que se aprecia en muchas partes, es que se está buscando más beneficio para quien ofrece, sin medir las consecuenc­ias sicológica­s que en el cliente tiene lo que se hace. Hechos y objetos que no generan sino satisfacci­ones momentánea­s, pero que llegan a ser perjudicia­les para los clientes, nunca han sido y jamás serán recomendad­os ni recomendab­les. Viajes, carros, actividade­s, productos, etc., que no están entre las posibilida­des ni económicas ni sociales de quienes son receptores, no son adecuados. Concursos, premios y regalos que complican la vida, aunque de momento sean buenos, no deben utilizarse, porque hay que pensar en la gente y las consecuenc­ias de lo que se trabaja dizque para fidelizar. Hay que tener cuidado. Pero el error más grande que se ha cometido en mercadeo ha sido, sigue siendo y seguirá por la dificultad para corregirlo, es el uso de descuentos y rebajas que se ha convertido en casi que obligación de todos los oferentes de los mercados. Y sobre ello, trataremos la próxima vez.

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