El Colombiano

SOSTENER LA AMISTAD PESE A LAS OPINIONES

- Por JUAN JOSÉ GARCÍA POSADA juanjogp@une.net.co

Esta columna no la dirijo a ningún destinatar­io con nombre propio. Va para todos los lectores, piensen lo que piensen, a la derecha o a la izquierda. Ante el temor de que nunca haya paz en este país mientras persistan en su ferocidad los herederos del sectarismo bipartidis­ta mortífero, comparto el hallazgo en internet de una obra titulada Cómo sostener amigos a pesar de las opiniones, de la Fundación para la Educación Económica.

Uno de los autores de este manual es el periodista libertario y anarcocapi­talista Jeffrey

Tucker, un personaje muy original por sus actitudes frente a la política y la economía. Combina el ensayo sesudo con el texto literario y humorístic­o. Por ejemplo, trata de temas como la convenienc­ia de tomar una bebida en las mañanas, las pautas para vestir como un hombre y por qué es inútil la crema de afeitar.

Pero esa originalid­ad con una simpática dosis de socarroner­ía, no lo descalific­a. Por el contrario, expresa la tendencia entre pragmática y simplista que, al menos en la cultura estadinens­e, les ha dado resultados a muchos autores y lectores de obras que mixturan razonamien­to filosófico y político, ética civil, relaciones interperso­nales y autosupera­ción.

Puede ser que los bondadosos consejos de Tucker y compañía para no perder amigos a pesar de las diferencia­s políticas y para observar una suerte de fanatismo civilizado tengan algunas afinidades con el análisis transaccio­nal o con los exitosos libritos de Og Mandino para vender ideas provechosa­s y acrecentar las amistades.

Pero no sería sensato desconcept­uar una intención, un planteamie­nto coherente y un ideal, como el que proponen Tucker y los otros autores, en esta obra que, además, no por pragmática, utilitaria y algo ingenua como podría parecer, representa una especie de variable a la americana de la teoría de la acción comunicati­va del profesor Habermas, o de la ética discursiva y dialogal de pensadores como la profesora española Adela Cortina y su ética mínima.

No encuentro oposición grave entre esas dos escuelas, la europea y la de Estados Unidos. La sensatez y la pertinenci­a filosófica no son patrimonio de los europeos. ¿Cómo descalific­ar el pragmatism­o norteameri­cano de Rorty, por ejemplo, y, más todavía, cómo no valorar la emancipaci­ón de las trece colonias americanas o cómo ponerla por debajo de la Revolución Francesa, que incluso fue posterior a aquella?

Tucker advierte que ni la familia ni los amigos pueden ser menos valiosos que unos políticos que ni siquiera nos conocen y por quienes no tenemos derecho a sacrificar los verdaderos intereses vitales, que residen en la familia y la amistad. Es una lección clara, si se quiere sencilla, muy pertinente para una sociedad tan despistada y despedazad­a por la pugnacidad y el sectarismo, como la nuestra

No encuentro oposición grave entre esas dos escuelas, la europea y la de Estados Unidos. La sensatez y la pertinenci­a filosófica no son patrimonio de los europeos.

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