CUANDO LUISA ORTEGA DESPERTÓ, YA NO HABÍA NADA QUÉ HACER
La fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega, acaba de ser devorada por el sistema autocrático que ella misma ayudó a solidificar.
Cuando recapacitó y se percató de que las leyes deberían ser para proteger a la población y no a un régimen corrupto, ya su cuenta regresiva era imparable.
La Asamblea Constituyente la destituyó, y su próxima etapa será la prisión.
Ahora bien, que ella misma haya sido servil al chavismo no resta arbitrariedad a la medida que ahora se le aplica en el curso de las venganzas que comienza la constituyente.
El mismo Gobierno debe tomar nota. La constituyente se declarará soberana ( la de 1991 en Colombia revocó al Congreso de la República), y podrá liquidar cualquier otro poder del Estado