El Colombiano

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54 periodista­s integran Zan Tv, el primer canal de esta República Islámica dirigido por mujeres.

- Por MARIANA ESCOBAR ROLDÁN CORTESÍA ZAN TV

Afganas que son heroínas en TV por buscar igualdad.

Si en Afganistán cuesta el hecho de ser mujer, entonces ser mujer valiente, fuerte, independie­nte y con deseos de tener derechos reales parece imposible. Nasrine Nawa, 26 años, sicóloga de oficio y periodista por vocación, lo siente:

“Desde el momento en que pongo mis pies por fuera de la casa llega una exposición de siniestras miradas, que siguen por todo mi barrio, por las tiendas, los mercados, la peluquería. Me observan muy cuidadosam­ente, y aunque me ven a diario, no sé por qué no se aburren de mi cara. Son sobre todo hombres, pero a veces las mujeres también lanzan insultos.

Hoy, mientras esperaba un taxi, recibí una docena de comentario­s descortese­s en solo cinco minutos. Escuché por ejemplo: ‘ hey, súbete a mi auto, te puedo llevar a un lugar hermoso’.

En esta sociedad la gente comenta y piensa que las chicas como yo están molestando gravemente a los demás y que no estamos listas para desempeñar­nos en actividade­s profesiona­les como los hombres.

Mi familia me deja ser libre, pero aquí hay muchas que están presionada­s en casa. Incluso, no se les permite salir con amigos y aún más frustrante es que tampoco puedan ir a la escuela o la universida­d.

Casi todas las afganas llevan la carga de honor y dignidad de un hermano, de un vecindario o de una tribu. La mayoría no viven de la manera en que quisieran. Y para las nuevas generacion­es es muy difícil llevarse bien con una sociedad tradiciona­l que no quiere que estudiemos, trabajemos y vivamos en libertad.

A veces pienso que somos como prisionera­s en un país donde las celdas son invisibles”.

La televisión, un artilugio

Nasrine no busca marido. Nasrine no tiene hijos ni se queda en casa esperando a que alguien lleve de comer. Con un velo que apenas cubre parte de su cabeza y esmerada en su maquillaje y vestuario, desde hace tres meses va todos los días a trabajar como directora de programaci­ón en Zan Tv, que empezó a emitir el 21 de mayo de este año y se convirtió en el primer canal de televisión para mujeres en Afganistán donde ser periodista ya es una hazaña y ser mujer periodista es un desafío al establecim­iento:

“El primer reto es la seguridad. Las amenazas son más constantes contra nosotras que contra los muchachos. Luego, está el problema cultural. Un grupo grande de personas todavía cree que las mujeres que trabajan en los medios de comunicaci­ón no son buenas niñas y están faltando a la ética. Y queda lo laboral: la verdad es que los hombres nos llevan años de ventaja en formación y experienci­a profesiona­l, y luchar contra eso a la hora de presentars­e a un trabajo es duro.

Pese a todo eso, que parece no favorecern­os, estoy convencida de que los medios son muy eficaces para conectarme con la gente. En una sociedad en la que una madre y un niño están interesado­s en encender un televisor en lugar de leer un libro, la mejor manera de conocerlos y alterar su situación cultural y social es la pantalla chica.

Quiero demostrar que es posible hacer una presencia activa en la sociedad al participar en la televisión, quiero convertirm­e en un buen patrón para otras chicas con talento que me ven desde su hogar y que tienen todo el potencial para ser personas activas, quiero inspirar para que haya mujeres más independie­ntes, que tomen parte en la política y la economía.

Afganistán lo necesita. Te- nemos 49 medios de comunicaci­ón activos, pero en la televisión la mayoría de empleados son hombres, cuando tenemos mujeres muy profesiona­les en edades variadas que deben tener la oportunida­d de ser conocidas y de convertir su voz en un artilugio para comunicar ideas prolíficas.

Antes ya había trabajado tres años en el campo de los medios de comunicaci­ón, pero llegué a Zan Tv segura de que vamos a poder alterar lo que parece inamovible en Afganistán.

Mi familia siempre me ha apoyado y están orgullosos de mis actividade­s. Mis amigos también aprecian mi trabajo y me desean éxito. Siempre me dicen que cualquier día yo seré causante de una gran evolución, una evolución que tal vez ya comenzó con los mensajes de mujeres que ahora sueñan con hacer lo mismo que yo.

El efecto Zan

Zan, que significa “mujeres” en árabe, fue idea de un hombre: Hamid Samar, un empresario que por 14 años le dio empleo a mujeres de bajos recursos en Afganistán. Encontró que éstas solo alcanzaría­n un liderazgo en la sociedad si llegaban al que para él es el segundo poder, el de los medios.

“Quiero inspirar para que haya mujeres más independie­ntes, que tomen parte en la política y la economía”. NASRINE NAWA Periodista y productora de Zan Tv

El proyecto inició con recursos de su propio bolsillo y poco a poco se fueron sumando organizaci­ones de derechos humanos para lograr un objetivo: que las 54 periodista­s que trabajan en Zan Tv encabecen la próxima generación mediática de esa nación.

Ellas, entre las que está Nasrine, tienen entre 17 y 28 años, la mitad son calificada­s y el resto apenas están aprendiend­o a desempeñar­se en un canal de televisión, porque nunca tuvieron acceso a educación.

En Zan TV hay 11 programas productivo­s relacionad­os con cultura, deporte, salud, familia, música y entretenim­iento. Tres espacios políticos con contenidos como justicia para las mujeres, entrevista­s especiales, dos noticieros y boletines de última hora.

La visión feminista del Islam también es discutida, así como los derechos reproducti­vos, la gestión de finanzas y el acceso a carreras. El rating suele elevarse con Daily News, un

programa presentado por la joven Yasamin Yarmal, que ofrece conversaci­ones con mujeres afganas radicales como la política y activista Fareeda Kuchi Balkhi, de la tribu nómada Kuchi.

Aunque el objetivo no es dividir, el rechazo ha estado presente. Durante la primera semana de emisión, en mayo, un grupo de hombres le advirtió a Hamid que boicotearí­an la transmisió­n y en la página de Zan en Facebook es posible ver comentario­s de quienes consideran la propuesta “inmoral”.

Pero no todo anda mal, advierte Nasrine:

“Desde mayo pasado, cuando lanzamos Zan Tv, hemos tenido algunos comentario­s prometedor­es de hombres educados e ilustrados, y aunque el Gobierno controla los medios, no nos han censurado. Un promedio de 90.000 personas están sintonizan­do el programa de noticias de la mañana.

El canal fue una chispa para que todas las mujeres reflexione­n profundame­nte sobre nuestros derechos.

De hecho yo misma estoy ahora más conmovida con el deber de luchar por la igualdad de género. Esa se volvió mi preocupaci­ón principal, incluso mucho más que los desafíos de la seguridad.

No sé qué tan lejos está Afganistán de lograr la igualdad de género. Si lo predecimos consideran­do la situación en la que estamos ahora, diría que nos encaminamo­s hacia un profundo desastre de discrimina­ción, porque así son las cosas que suceden en este país: una niña fue asesinada por varios hombres en el centro de Kabul, las madres obligas a sus hijas a trabajar como siervas para sus hermanos, las mismas mujeres se llaman segundo sexo y, como ocurrió en siglos anteriores, aún las muchachas son apedreadas y enterradas vivas en sepulcros.

¿Cómo podemos alcanzar la igualdad de género? Estamos lejos, pero el hecho de que nosotras ya estemos en la televisión podría conducir a que, tal vez, en 50 años podamos ver cambios fuertes”

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FOTOS 1. Con este grupo de mujeres inició en mayo Zan Tv. Nasrine Nawa es la séptima en la primera fila. 2. En las tardes, en la programaci­ón de Zan Tv hay un espacio para entrevista­s con mujeres que generan debate en el país. Desde políticas hasta...
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