Acoso y salarios inferiores para ellas
En Afganistán ocurre un raro fenómeno. Distinto a la tendencia global, las mujeres se quitan la vida más que los hombres. Las últimas cifras entregadas por el Gobierno de ese país dan cuenta de que en 2012 2.500 mujeres lo hicieron, un 95 % del total de registros.
El cuadro es tal, que existe una unidad para quemadas en el hospital universitario de la provincia de Harat, donde la mayoría de pacientes son jóvenes que se inmolaron.
La aflicción, casi siempre, tiene un origen: matrimonios forzosos o abuso doméstico, una epidemia presente en el 87 % de los hogares de Afganistán.
La violación a los derechos de las mujeres se refleja en el contexto de los medios de comunicación. El Comité Afgano para la Seguridad de Periodistas (AJSC, por sus siglas en inglés), investigó en 2016 la condición de las periodistas de ese país y encontró un claro escenario de inequidades y violencia.
La periodista Ali Yaghoobi participó en la elaboración de este reporte y se sorprendió por el hecho de que el 53 % de las entrevistadas ( de 110) expresaran que en sus familias les pusieron obstáculos para que participaran en medios de comunicación. Incluso, en las provincias de Kandahar y Nangarhar, el 80 % de los periodistas manifestaron que hubo oposición de sus familias.
Según relataron, los principales problemas que presentan padres, hermanos y esposos son los horarios de regreso a la casa, la participación de programas en vivo que involucran contacto con las audiencias y el contacto físico y verbal con compañeros de trabajo.
Aún peor, el 69 % de las periodistas afganas encuestadas manifestaron que habían sido objeto de acoso laboral en sus lugares de trabajo y 59 % denunciaron acoso sexual.
El acoso relacionado con su ejercicio periodístico también tiene lugar por fuera del lugar de trabajo. En el reporte figuran denuncias de mujeres periodistas que fueron hostigadas durante transmisiones en directo o por parte de colegas.
Otra preocupación, de acuerdo con el 51 % de las encuestadas, es que los salarios son significativamente inferiores y la posibilidad para ellas de alcanzar posiciones de liderazgo en organizaciones mediáticas es menor