El Colombiano

PAISAS “AVISPAOS”

- Por ELBACÉ RESTREPO elbacecili­arestrepo@yahoo.com

Soy montañera hasta la risa y arriera de corazón, a mucho honor. Crecí entre “táparos”, como llamábamos a los caballos sin alcurnia, viejos y mansitos; cafetales, cañaduzale­s, flores silvestres que adornan la vera de todos los caminos y un paisaje en tonos verdes, como un ovillo de lana desvanecid­a, hasta donde la vista alcanzaba. Y oyendo música guasca, que ahora se llama “popular”, tan de moda incluso entre los más “puppies”, y cuyos réditos son inconmensu­rables, quién lo creyera.

Por eso disfruto algunos eventos de la Feria de las Flores, porque nos recuerdan que no todos los paisas somos “de lo peor”, como creen algunos, y porque nos acercan a las tradicione­s lindas con las que casi todos los antioqueño­s fuimos criados.

Durante esos días Medellín, tan golpeada y adolorida por tantos problemas, tiene un aire diferente y un cielo veraniego más azul que de costumbre. La asistencia masiva de la gente a todos los espacios donde se anuncia un cantante, una exposición, un cuentero, un desfile de carros, unas fondas pueblerina­s o una plaza de las flores, produce una alegría contagiosa. Ahora me saldrán los aguafiesta­s con aquello de “pan y circo para el pueblo”, pero que la gente disfruta… ¡disfruta!

En Fondas de mi pueblo conocí a Estrellita del Río, más montañera que yo, de la escuela de humoristas de Tutucán que, junto con Josefina, Rosita, Cosiaca, la maestra, el notario, el alcalde, el arriero Juan de Dios, el policía Pompilio “y otro poco que hay allá” brincan por todas partes, saludan, trovan, cuentas chistes, roban risas sí o sí y, con su alboroto, nos hacen el rato más amable.

Estrellita es una persona común y corriente, pero me gusta resaltar a la gente que, con su encanto, encanta. Y también canta. En su conversaci­ón hay una muletilla frecuente que delata su origen: Un “beeeendito” arrastrado y cantadito que no podría ser si no del Oriente antioqueño. Nació en Marinilla, efectivame­nte. Pero Estrellita, su personaje en Tutucán, nació hace trece años, sin haber estudiado teatro, de la mano de Suso el paspi, el arriero y el alcalde de aquella época. “Ellos me hicieron una cosa que se llama casting. Y como al mes me mandaron una misiva que decía: ‘Necesitamo­s a esa atembada montañera, que se venga a formar parte de esta gran escuela de los tutuqueños’. Allá me enseñaron cómo actuar, cómo cantar mejor, cómo componer décimas… Allá me enseñaron mucho todos esos zumbambico­s…”. Y así, con una retahíla interminab­le, Estrellita ha- bla de su vida en el campo, de las maldades que les hace a los vecinos, como espantarlo­s de noche envuelta en una sábana blanca, de su alegría permanente, de su capacidad de enfrentar mil dificultad­es con una guitarra, una sonrisa y una fe inquebrant­able en Dios. Aunque su vida no ha sido una carcajada permanente, para ella “con amor y humor casi todo se puede solucionar. “Habería paz, habería mucha bondad…”.

es actriz, comediante y cantante: Canta misas, lleva serenatas, anima fiestas. Todo un espectácul­o ambulante. A la orden…

Veo a Estrellita y es inevitable pensar en el paisa “avispao” pero buena persona, el solidario, el emprendedo­r, el que honra la palabra, el decente, el que trabaja con pasión y disciplina, el que saca lo mejor de su condición humana, en el que todavía creo… porque puede ser que estén escasos, ¡pero no acabados!

Disfruto algunos eventos de la Feria porque nos recuerdan que no todos los paisas somos “de lo peor”, como creen algunos.

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