Oportunidades e industrialización
La Andi formuló una nueva estrategia para promover la industrialización del país. Esta se basa en el reconocimiento social del papel vital de las empresas y en el adecuado aprovechamiento de las oportunidades que Colombia tiene.
Los empresarios reunidos en el segundo Congreso Empresarial Colombiano (CEC) y la Asamblea 73 de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), celebrados en Cartagena la semana pasada, le plantearon al país una estrategia para una nueva industrialización que asegure el aprovechamiento de las oportunidades de desarrollo que tiene Colombia.
Para los empresarios, esta estrategia presupone que la sociedad como un todo “reconozca la importancia del papel del sector privado en el desarrollo”.
Este planteamiento adquiere mayor preponderancia frente a la queja que estos tienen en consideración al hecho de que el país (incluidos sus líderes políticos y sociales) “no ha reconocido el papel del sector privado en el desarrollo de la sociedad”.
Siendo Colombia una economía basada en la libre iniciativa privada y el libre mercado, este reclamo no deja de sonar contradictorio.
Sin embargo, debe reconocerse que todavía hay sectores que no advierten el hecho palpable de que las empresas constituyen la única fuente de generación de valor. Por tanto, no promover el desarrollo empresarial conlleva acabar con la base económica sobre la que se sustenta el progreso de una nación.
En consecuencia, el llamado de los empresarios es a que se produzca un “cambio de paradigma que reconozca la importancia del papel del sector privado en el desarrollo”, ya que las naciones que reconocen “el valor de su economía empresarial tienen una base sólida para alcanzar el resto de sus objetivos públicos”.
Precisamente, en el evento de la Andi, el reconocido eco- nomista catalán, Xavier Sala-IMartin, recalcó la importancia que para el desarrollo económico y social tiene apoyar la actividad empresarial.
Con la estrategia propuesta por la Andi para impulsar una nueva industrialización se busca que “el país oriente su política pública hacia las grandes oportunidades que tenemos y hacia las acciones que se necesitan para convertir estas ventajas en una nueva realidad económica”.
Para el aprovechamiento de las oportunidades que se tienen (la Andi indica que en Colombia estas no tienen límites), la política pública deberá abordar temas vitales (y muy contemporáneos) como la transformación digital, la educación, la innovación, el emprendimiento y la agroindustria.
El enfoque propuesto de reconocer y explicitar las oportunidades de desarrollo y de plantear cinco áreas fundamentales en qué concentrar los esfuerzos, sin duda ayuda a que los diversos sectores de la sociedad colombiana visualicen los cambios y las transformaciones que se pueden alcanzar. Esto constituye una gran motivación para hacerlos realidad.
Sin embargo, para avanzar en la dirección propuesta, la Andi establece la necesidad de contar con un entorno en el que se den los requisitos mínimos que aseguren el desarrollo de las empresas. Estos son: la seguridad jurídica, la competitividad tributaria y laboral, y la lucha contra la corrupción.
La seguridad jurídica es un requisito básico para que haya inversión privada, pues “los empresarios necesitan que sus inversiones se realicen en contextos de estabilidad”. En esto el país tiene un reto inmenso.
Igual de retador se constituye el hecho de proveerles a las empresas un tratamiento tributario y un marco laboral adecuados para que cumplan con su función social.
Frente a la propuesta hecha por la Andi sobre la nueva industrialización, el sector empresarial no puede perder de vista que el foco del desarrollo y el progreso se tiene que mantener en la competitividad, pues como dice Sala-i-Martin, esta asegura las bases del crecimiento sostenible