El Colombiano

Escopolami­na: bajan los ataques, pero el riesgo sigue

Aunque se registra una disminució­n en el uso de la sustancia para cometer ilícitos, la cifra de escopolami­nados sigue siendo alta y preocupant­e.

- Por GUSTAVO OSPINA ZAPATA

En 117 de los casos de hurto cometidos en el primer semestre de este año en Medellín los delincuent­es han acudido al suministro de escopolami­na para facilitar el sometimien­to de las víctimas, lo que enciende las alarmas en los habitantes, que esperan de las autoridade­s acciones más decididas en la lucha contra este flagelo, que aparte de lo hurtado, en muchos casos deja secuelas en la salud.

“La escopolami­na es una sustancia muy peligrosa, porque el contacto con ella puede generar complicaci­ones biológicas y, en muchos casos, puede desencaden­ar la muerte”, advierte el toxicólogo clínico Jorge Alonso Marín Cárdenas, que ejerce su labor en las clínicas Soma y Marco Fidel Suárez y es presidente de la Asociación de Toxicologí­a Clínica Colombiana.

Según el Sistema de Informació­n para la Seguridad y la Convivenci­a de la Alcaldía de Medellín, Sisc, en los delitos cometidos con la modalidad de la escopolami­na, este año se registra una reducción de 56 casos, al pasar de 173 entre el 1 de enero y el 30 de julio en 2016, a 117 en el mismo periodo de este año.

Sin embargo, no todos los casos en el que se usa esta sustancia para cometer los ilícitos terminan en procesos penales, pues la Policía Metropolit­ana, a través de comandante ope-

rativo, coronel Juan Carlos Restrepo, confirma que solo hay registrada­s 16 denuncias formales de ataques con escopolami­na, 9 de las cuales tuvieron como epicentro el Parque Lleras, de El Poblado.

Pero vale la pena aclarar en que el peligro de la escopolami­na acecha en todas las zonas de la ciudad.

“En todo El Poblado solo hemos conocido un caso de un señor que se reportó como desapareci­do y, al aparecer, por redes sociales, denunció que había sido víctima de un

ataque con esta sustancia, pero no hizo denuncia formal”, aclara Luis Hernando Mejía, presidente de la corporació­n Corpoblado.

Según las cifras del Sisc, que tiene como base de informació­n la Sijín de la Policía Nacional, del total de 117 casos de hurtos cometidos este año usando la escopolami­na como “arma”, en 1o3 casos las víctimas han sido personas directamen­te, en 9 sus residencia­s, en uno, un establecim­iento comercial, y en 4 casos se han dado robos de motociclet­as.

El año pasado, en el mismo lapso, las personas víctimas directas fueron 131, las residencia­s 34, en 3 el móvil fue el hurto de carros y, en 5 casos, las motos.

El modus operandi

Según las autoridade­s, la mayoría de veces el móvil de los delincuent­es para atacar a sus víctimas con escopolami­na (también llamada burundanga) es el robo.

En primer lugar, porque la sustancia se obtiene con facilidad, pues se extrae de una

planta silvestre conocida como el árbol sabanero o borrachero, que se encuentra en muchos lugares de la ciudad.

Como no tiene sabor, se puede suministra­r en líquidos o a través de cigarrillo­s o dulces. Un roce de la piel es suficiente para dejar la persona a merced del agresor si la víctima no se percata a tiempo de que ha sufrido un ataque.

El toxicólogo Marín Cárdenas señala que como la persona atacada entra en estado de inconcienc­ia, termina haciendo lo que el agresor quiera. Es cuando se extraen dineros de las cuentas bancarias en cajeros, por ejemplo.

La escopolami­na anula la voluntad y la persona no recuerda lo ocurrido, puede ge-

nerar alteracion­es, deshidrata­ción y compromiso neurológic­o, entra en estado de inconcienc­ia, sufre alteracion­es en la memoria, y amnesia reciente, “se le olvida todo lo que siente en el momento en que estuvo intoxicado”, resalta Fernando Montes Zuluaga, médico epidemioló­gico de la Secretaría de Salud de Medellín.

Una señora de avanzada de edad residente en Laureles, que guardó su identidad, relató que hasta su propia casa llegaron dos mujeres, una de las cuales la abrazó, lo que le hizo perder su voluntad y parte de su conciencia, estado que ambas aprovechar­on para hurtar varios elementos de su casa. Aunque la señora reaccionó pronto, no pudo evitar el robo pero

tampoco formuló denuncia penal para evitarse inconvenie­ntes y porque sintió que tampoco iba a recuperar sus cosas.

Por abuso sexual

Pero el uso de esta sustancia para cometer hurto no es el único. También hay otras causas, como las sexuales.

Graciela*, una madre de Medellín, vive hace diez años el peor drama de su vida. Este empezó cuando su hijo Daniel*, en ese entonces de 12 años, fue víctima de un ataque con escopolami­na.

“Él no llegó una noche a la casa y nunca se quedaba en la calle, por lo que me puse alerta a buscarlo por todo el barrio. Como no lo encontraba, lo reporté a la Policía y después de mucho buscarlo lo encontramo­s por La Estrella (municipio al sur de Medellín) a los tres días de haberse perdido. Estaba como si fuera un indigente, se veía muy raro y ya en los exámenes nos dijeron que le habían dado escopolami­na y lo habían violado”.

Graciela*, a pesar de que tiene indicios de las personas que pudieron haber cometido este ilícito, prefirió no hacer denuncias formales ante la Fiscalía por temor a represalia­s de los delincuent­es, que eran del mismo barrio donde residía en ese entonces.

El problema mayor lo padece ahora, ya que su hijo, de

22 años, debe permanecer internado en el hospital Mental de Bello, pues luego de haber sufrido el ataque con escopolami­na, se volvió agresivo y no puede convivir con otras personas.

“Él, desde ese momento, quedó como loco. Ataca las personas, se corta con vidrios o se prende candela él mismo. Yo ya tengo otra niña de 12 años y como ella corre peligro al lado de él, tuve que poner una tutela para que lo internaran. En la última visita que le hice lo vi con ganas de volver a la casa, pero en el mismo hospital nos dicen que él está bien por los controles que le llevan allá, pero si se va a la calle puede tener recaídas. Él se toma como 17 pastillas al día y no puede tomar ni una cerveza ni nada”, narra Graciela*.

El toxicólogo Marín Cárdenas asegura que el caso de Daniel* se da con mucha frecuencia: “el paciente, bajo los efectos de la escopolami­na, puede terminar con compromiso crónico, demencia, y no se conecta con el mundo”.

Señala que consecuenc­ias como esta se dan porque la escopolami­na puede activar o desencaden­ar patologías que tiene la persona que no se habían manifestad­o: “la escopolami­na puede darle entrada a algo que ya estaba en el organismo o desencaden­arlo por sí misma”, señala.

Menos consultas este año

El médico Fernando Montes Zuluaga, de la Secretaría de Salud, advierte que como la escopolami­na se suministra no por la fuerza sino por relaciones de confianza entre víctimas y victimario­s, “en muchos casos se incurre en exceso de dosis y es ahí cuando más peligro corre la víctima”.

Precisó que según los reportes de las clínicas y hospitales de la ciudad que llegan a la Secretaría de Salud, este año, de un total de 332 personas que consultaro­n como intoxicada­s, en 19 casos se estableció que la

causa fue la escopolami­na.

“El año pasado, de 302 personas notificada­s, 23 fueron por escopolami­na, lo que nos indica que hay una disminució­n de los casos”, recalcó.

El galeno y funcionari­o de la Alcaldía hizo énfasis en la facilidad con la que se suministra la sustancia, por lo que recomendó a las personas tener cuidado extremo en sitios donde se sientan más vulnerable a los delincuent­es.

“El problema es que la pueden dar de muchas formas y por eso recomendam­os que si las personas, si van a establecim­ientos públicos, no lo hagan solas, porque nunca se sabe quién es la persona que la va a suministra­r y cualquiera puede ser una víctima”.

El concejal Jesús Aníbal Echeverri señaló que aunque los concejales están en receso, al retornar a sesiones se hará un debate con la Policía y las demás autoridade­s sobre la situación de insegurida­d en la ciudad y la escopolami­na será uno de los tópicos a tocar, dado el impacto que tiene en la salud de las personas.

“La escopolami­na es un tema que nos preocupa, es un componente dentro de muchos más que hacen que la gente no se sienta segura”, advirtió Echeverri Jiménez.

Según el Sisc, en cuanto a los bienes hurtados con uso de escopolami­na, el dinero ha sido el objetivo en 69 casos en lo corrido del año, contra 82 de igual periodo de 2016; los celulares en 66, contra 95 del año anterior; los accesorios y prendas 25, contra 28. También figuran en la lista el hurto de computador­es, billeteras, cédulas y electrodom­ésticos.

Este año no ha habido víctimas mortales por ataques con escopolami­na en la ciudad, según la Secretaría de Salud, lo cual no le resta gravedad al problema.

Si se detecta que una persona ingirió escopolami­na debe tomar mucho líquido para hidratarse, disminuir el dolor de cabeza y lo más urgente posible ser conducida a un centro hospitalar­io

“Mi hijo era muy inteligent­e, estaba en séptimo con beca y no volvió a estudiar, yo siento que lo perdí de mi vida”. GRACIELA* Madre de menor víctima de la sustancia

(*) Nombres cambiados por protección de las víctimas.

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