LA UNIVERSIDAD ASEDIADA
A la universidad pública le propinan de tiempo en tiempo golpes que la estremecen. El último es el anuncio del Gobierno Nacional sobre el recorte presupuestal para el 2018 de 41.6 % en ciencia y tecnología, con respecto al 2017. Las universidades públicas tienen un déficit estructural que asciende a más de 800.000 millones de pesos y el gobierno hace muy poco para remediarlo.
Sin el apoyo financiero del Estado, las universidades están entre la Escila de su inviabilidad y la Caribdis de su reducción. Inviabilidad significa cierre, clausura, una catástrofe social. Pero esta parece que no es la intención del gobierno. Entonces, ¿cómo reducirlas?
Hay varios planes de inspiración neoliberal. Hace unos años circuló un proyecto para transformar la universidad pública en la dirección de tener dos o tres universidades de investigación de rango mundial con alto nivel de desempeño en la investigación de frontera. Las demás universidades debían concentrarse en docencia. Sus autores se basan en el paradigma de la sociedead del conocimiento y proponen que la universidad debe además organizarse como una empresa, que tiene que buscar lucro.
Otro plan apunta a debilitar las humanidades y las ciencias sociales. La ofensiva del Ministerio de Educación y del ICFES contra las humanidades se inició con geografía, historia y continuó con filosofía, en 2013. Al acabar con la participación de la filosofía en las Pruebas de Estado de la educación media se ha producido como efecto la progresiva eliminación de la filosofía de la enseñanza en el bachillerato. El problema de esto es que al desterrar la filosofía de la enseñanza secundaria, termina afectando de manera negativa el principal destino profesional de los graduados de los Departamentos e Institutos de Filosofía.
Otro ataque a la universidad pública se produce por medio de la clasificación de las revistas por parte de Colciencias. Según el diagnóstico elaborado por Publindex en el 2016, el 80 % de las revistas que tienen categoría en la actualidad, quedarían sin ella. Se calcula que de 75.000 revistas indexadas se pasará a 35.000. Las revistas escritas en castellano, que en su mayoría son utilizadas por la comunidad de las disciplinas humanísticas y sociales, tienen una gran desventaja en las formas de clasificación implementadas.
Estamos ante un proceso de degradación profesional, descalificación de los perfiles académicos, títulos y producción académica de los profesores. Degradación con consecuencias salariales en la medida en que el aumento del salario de los profesores depende de su producción, publicada en revistas de primer nivel.
El neoliberalismo —que muchos rectores y decanos afirman que no existe—, al proyectar su racionalidad en la universidad, la debilita, y sobre todo está atacando a las humanidades, que son irreductibles a esa lógica neoliberal que se intenta implementar a toda costa. Por eso hay que insistir en que esta sociedad tecnocrática que busca imponer el neoliberalismo es enemiga frontal de la democracia y de la educación pública. Para enfrentar la racionalidad neoliberal que desafía a la universidad es necesario defender la universidad con su proyecto de formación humanista