El Colombiano

Las ferias de cocina pueden mejorar

-

Cuando se habla de precios de feria se entiende que los productos o servicios, están a mitad de precio o quizá, menos. Rebajas del 50, 60 u 80 % se perciben en las grandes superficie­s, almacenes de electrodom­ésticos, calzado, vestuario, herramient­as y hasta materiales de construcci­ón, cuando ponen cadenetas de colores y dicen estar en feria. No se comprende por qué esto no aplica para las ferias de Plaza Mayor, sobre todo las de cocina que allí se realizan, son escandalos­os los precios de ingreso, largas filas agobiantes, valor exagerado de los productos y mala atención al interior. ¿Cómo se le puede pedir a la gente que asista a una feria de comida, si al ingreso le exigen 30 mil pesos o más por persona? es decir, se cobra a los asistentes la entrada, para que gasten adentro... inaudito. La entrada por lo menos debería tener una parte consumible, es decir, que siquiera de los 30 mil, 15 se pudieran comer. Las comidas, por sencillas que sean, el sándwich más normal, no baja de 20 mil. No hay servicio a la mesa, no hay cubiertos, no hay mantel y las bebidas cuestan lo mismo o más, que en un restaurant­e de comidas rápidas. Si usted quiere comer debe ir hasta la barra, pagar y luego esperar para que lo llamen y volver por la comida que, por cierto, al estar en feria, no ofrece la calidad de la que sirven en los restaurant­es, o sea, ahí sí se cumple con lo estipulado, comida mal servida, fría, regada por el plato, cocina de feria, pero a precio de calle o más. No solo eso, ni se extrañe si el vendedor le dice que le queda debiendo la arepa para la carne, porque se le acabó. Las mesas están ocupadas por lo regular, así que usted deambula por el recinto como artista de semáforo, hace piruetas para que no lo estrujen con su platico plástico de comida en la mano y la bebida en vaso sintético, en la otra. Cuando usted encuentra silla, media gaseosa se quedó en el camino. Son butacas incómodas, porque los oferentes quieren que las personas roten, que coman y se paren rápido y así vender más. Las mesas están manchadas, porque el anterior comensal regó el arroz o la bebida, dejó el plato sucio y la gaseosa sin terminar, no es raro encontrar dos abejas volando alrededor del vaso. Hasta arriesgado se vuelve comer allí. Después de tres días, los organizado­res, a través de una agencia de relaciones públicas, emiten un comunicado en el que afirman que superaron las ventas estimadas y la asistencia batió expectativ­as. Eso sin contar el dinero que cobran a los expositore­s, los costos extras en instalacio­nes eléctricas, de agua y gas. No sé cómo lo logran, pero en definitiva los precios y organizaci­ón de estos eventos deja mucho para meditar. ¿Es culpa de Plaza Mayor el costo de los eventos? ¿Es muy caro alquilar sus espacios? ¿Son los organizado­res codiciosos? ¿Podríamos tener eventos de cocina incluyente­s? ¿Estaré exigiendo demasiado?

 ?? LORENZO VILLEGAS Periodista culinario ??
LORENZO VILLEGAS Periodista culinario

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia