¿Insultos de Maduro favorecen a Santos?
El punto de quiebre en la favorabilidad del presidente Juan Manuel Santos inició a mediados del 2012, cuando se hicieron públicos los acercamientos con las Farc.
Dos años atrás, pocos días después de su posesión y cuando todavía era aliado del expresidente Álvaro Uribe, Santos restableció relaciones diplomáticas con el entonces de presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y lo declaró su “nuevo mejor amigo”. Ese nexo lo heredó Nicolás Maduro, quien recibió el poder en 2013 y continuó con la tarea de ser facilitador de los diálogos de La Habana.
Tras la medida unilateral de Maduro, en agosto de 2015, de cerrar la frontera y deportar colombianos, la Cancillería manejó el asunto con tacto para no afectar la negociación. Esa actitud le costó muchas críticas al Gobierno.
Pero una vez terminada la renegociación y ante la agudización de la crisis de Venezuela, Santos empezó a tomar distancia, e incluso fue uno de los primeros mandatarios en desconocer la Asamblea Constituyente. Por esta razón Maduro arreció en insultos contra el presidente Santos.
Según Nicolás Liendo, vicedecano de la Escuela de Política de la U. Sergio Arboleda, los insultos de Maduro benefician a Santos porque no hay líder mundial con una imagen tan negativa entre los colombianos como la del presidente del vecino país.
Para Sebastián Bitar, doctor en Relaciones Internacionales y docente de la Escuela de Gobierno de la U. de los Andes, los calificativos sí le ayudan porque Santos tenía una imagen desfavorable, ante su neutralidad frente a lo que ocurría en el vecino país.
“Hoy que ya no lo necesita, Santos se está beneficiando de las ventajas políticas que tiene distanciarse de Maduro, y entre más lo haga más puede recuperar lo que ha perdido”, agregó Bitar.
Al respecto Olga Illera, directora del Departamento de Ciencias Políticas de la U. Jorge Tadeo, sostuvo que la política de los insultos no ayuda a nadie. “Acá no hay un nacionalismo o chovinismo que cuando ataquen al presidente la gente se sienta llamado a respaldarlo. Cada uno hace la lectura política y lo trata de capitalizar”