La falta de mercadeo
Los hechos que estamos viviendo sirven para corroborar una vez más lo que durante muchos años se ha dicho en el mercadeo pragmático, y también para recordar que eso que llaman experiencia no es tan fácil de adquirir. Las variables exógenas juegan un papel importante en la vida de los seres humanos y, por consiguiente, en el comportamiento; mucho más cuando dependen de mentes anormales como las del presidente venezolano Nicolás Maduro y otros, convertidos en motores de acciones extraordinarias que descontrolan a cualquiera. Peter Drucker afirmó en repetidas ocasiones que las dos funciones básicas de cualquier tipo de organización son el marketing y la innovación, y que si ello se hacía bien, las funciones del vendedor serían más de mantenimiento y relaciones con el cliente. Con esto indica que las organizaciones que buscan venta de bienes y servicios, porque todas no los pretenden, tendrían como consecuencia la venta, no como un fin, lo que se aprecia en la mayoría de los casos. Se discute si hay que buscar al cliente o si, por el contrario, debería ser éste quien busque al oferente, para lo cual afirmaba el gurú, hay que desarrollar una efectiva acción de mercadeo. Ted Levitt complementaba diciendo que la función de cualquier empresa es formar clientes, y comienza por la atracción del mismo, tal como ocurre con cualquier actividad humana, para mantener, atraer y formar. Si de verdad se trabajara para formar mercados, tanto activos y actuantes como potenciales, y se adelanta la labor en mercadeo de posicionarse de manera competitiva, tendríamos “clientes en lista de espera”, a quienes habría que atenderles deseos y necesidades. La dependencia de uno o pocos clientes ha sido y es poco aconsejable; y mucho menos cuando se está en un mercado globalizado. La realidad es que poco se conoce de Colombia en el mundo; la marca país no se ha desarrollado, y en ocasiones pareciera que no se reconoce su importancia.Pero no todo está perdido. Peor será si no se hace el mercadeo para tener “en fila” clientes nacionales e internacionales leales. Hay que aprender las lecciones. No es tarde, aunque si nos ha sorprendido la noche.