El Colombiano

EL HIJO DEL JEFE DE LA MAFIA

- Por: ALDO CÍVICO aldo@aldocivico.com

El pasado miércoles en la noche, un grupo de jóvenes de Medellín me invitó a compartir mis experienci­as sobre los años durante los cuales trabajé al lado del alcalde antimafia de Palermo, Leoluca Orlando.

Alrededor de una mesa había un grupo de jóvenes, hombres y mujeres, con historias, sensibilid­ades políticas, trayectori­as académicas y profesiona­les distintas. Los une el deseo de formarse y el compromiso de ser generadore­s de cambio para Medellín. Me animó mucho ver jóvenes diversos y al mismo tiempo unidos, capaces de dialogar con respeto y pasión, sin ser prisionero­s de rígidas jaulas ideológica­s. Me pareció ver en estos jóvenes el signo de una sociedad que quiere construir y liderar desde un futuro que está emergiendo.

Después de la conversaci­ón, mientras regresaba a la casa, recordé una historia que sucedió durante la campaña de Leoluca Orlando de 1993, cuando el líder antimafia fue elegido con el 70 por ciento de los votos. En aquel tiempo, nos había llegado el rumor de que el hijo del jefe mafioso de la Guadagna, un barrio de Palermo, quería votar por Leoluca Orlando. Siendo un líder antimafia con absoluta integridad, Orlando se preocupó y llamó al director de la policía, pidiéndole que investigar­a el motivo por el cual el hijo del jefe de la mafia quería darle el voto.

Un detective logró reunirse con el mafioso, que en aquel momento no tenía orden de captura. A los ocho días el director de la policía llamó a Leoluca Orlando para informarle sobre lo que habían averiguado. “Me tienen que cortar las manos, si quieren que vote por Orlando”, dijo el mafioso. “Es un cornudo que ha arruinado a las familias (mafiosas)”. El detective le informó que circulaba el rumor de que su hijo, de 19 años, quería votar por Leoluca Orlando. “Míreme a los ojos”, dijo el jefe de la mafia. “Yo no puedo perder dos veces. Si le digo a mi hijo que no vote para Orlando, va a votar por él de todas formas, y yo pierdo como papá y como hombre de honor. Entonces no le digo nada a mi hijo”.

Después de la reunión, escoltados en el carro, mientras nos dirigíamos a un evento de la campaña, Leoluca Orlando me dijo, “Aldo, ¿te has dado cuenta de la ruptura que se está dando dentro el mismo sistema? ¿Quién lo hubiera imaginado que sería por el hijo de un jefe de la mafia? Pero esta es la única manera. Si no somos capaces de explotar las contradicc­iones dentro de las familias palermitan­as -las que pertenecen a la mafia y las que están en la “zona gris”- si no somos capaces de hacer explotar ciertas contradicc­iones dentro de nosotros mismos, y si no logramos convencer de que la mafia no es convenient­e, nunca lograremos a ganar”.

Quizás, Medellín hoy está viviendo uno de los momentos más complejos de su historia reciente. Tal vez, Medellín logre justamente hoy encontrar la manera de explotar sus propias contradicc­iones, abriendo el camino a un cambio real

Me animó mucho ver jóvenes diversos y al mismo tiempo unidos, capaces de dialogar con respeto y pasión, sin ser prisionero­s de rígidas jaulas ideológica­s.

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