¿NORMAL? ¡YA VOY TOÑO!
Hace una semana un grupo de personas, entre las que estaban el señor Andrés Guerra Hoyos y otros políticos antioqueños, fueron víctimas de un atraco masivo en la vía Santa Fe de Antioquia-Caicedo. No se trató de un secuestro, pero estuvieron retenidos durante media hora y algunos de ellos, además de robados, fueron maltratados.
Ante un grito de auxilio de Andrés Guerra lanzado vía Twitter, la policía hizo presencia en el lugar. Aunque no se menciona en la redacción de la noticia si los delincuentes fueron detenidos, la que sí resultó muy desafortunada fue la declaración de uno de los policías que acudió al llamado: “Solo fue el atraco a un vehículo y ya. Es algo normal que ha sucedido muchas veces en el mismo lugar”. ¿Normal? ¡Ya voy Toño!
Confundir lo frecuente con lo normal es una trampa en la que hemos caído, hasta el extremo de convivir confortablemente con un sinfín de absurdos tan cotidianos que corren el riesgo de volverse una costumbre social, política y pasivamente aceptada.
Normal es todo aquello “que se ajusta a cierta norma o características habituales o corrientes, sin exceder ni adolecer”. Común, habitual o usual significa “que pertenece a todas las personas o cosas de que se trata o se manifiesta en todas ellas. Que es usado por varios individuos o por una comunidad”.
Normalizar un atraco porque ocurre muchas veces es una manera, tal vez inconsciente, de aceptar lo que no debería suceder. Ejemplos: Que muchas personas mueran esperando durante meses que las EPS autoricen exámenes y tratamientos definitivos para enfermedades graves; que el abuso sexual infantil registre alrededor de 48 víctimas por día o que pasen años antes de que la justicia llegue a donde tiene que llegar o no llegue nunca. No, no es normal.
¿Será normal que el dueño de la mascota empaque el popó en una bolsa y la tire al jardín más cercano? ¿Que el conductor embriagado no entregue las llaves y que los sobrios sean pasajeros del borracho? ¿Que el voto tenga oferta y demanda? ¿Que algunos candidatos opten por las firmas para tapar con un dedo el sol de la corrupción de sus partidos? ¿Que los políticos se volteen tan rápido que parezcan quietos?
Muchas situaciones pueden ser socialmente permitidas, pero no son normales: Que en las redes sociales destruyan sin consideración, sin certeza, sin justicia y sin reparación. Que las normas sean para violarlas. Que el sistema educativo siga siendo permisivo y mediocre. Que un hospital como el Pablo Tobón Uribe tenga que cerrar camas por una crisis de la salud que, de tan larga, va para eterna. Que el asesino de cientos de personas se declare “Ex bandido en busca de una nueva oportunidad en la Sociedad, Activista político y defensor de Derechos Humanos” (Sic), que le hagan telenovela y además le paguen por su historia. Que la noticia sea una pelea entre prostitutas colombianas y venezolanas y no la desigualdad ni la descomposición social de la humanidad.
Y ni hablemos de lo “normal” que se ha vuelto esta corrupción tan descarada y en ascenso, ejercida por el ladrón callejero, el de cuello blanco y ahora también por el cartel de la toga.
Puedo parecer ave de mal agüero, pero veo muy difícil que en estas condiciones de “normalidad” podamos algún día crecer como país y como sociedad. ¡Cuánto lo siento!
Muchas situaciones pueden ser socialmente permitidas, pero no son normales.