NOTICIAS DESDE EL PACÍFICO Y ATLÁNTICO
No solamente la próxima semana llegará el Papa a Colombia, sino también la segunda y gran temporada de lluvias del año. ¿Qué tanto estás preparado para enfrentar nuevamente los deslizamientos, inundaciones y avalanchas? ¿Qué tanto hemos sido conscientes de que todos los años tenemos por esta misma época esa condición de alto riesgo por los excesos de lluvias?
La temporada como todos los años comienza a mediados de septiembre y se extenderá por tres meses, donde el mes de octubre será el más peligroso. Debido al enfriamiento actual del océano pacífico, con probabilidades muy bajas de la presencia de un fenómeno de La Niña, la intensidad de estas lluvias estará por encima de lo normal, es decir, con excesos en la región central y pacífica, provocando los desastres ya conocidos.
En general, el país es altamente vulnerable a las lluvias, pues los malos manejos de aguas, los sedimentos, la deforestación, las pendientes y una falsa confianza, combinados con aguaceros fuertes desencadenan este tipo de desastres. Debemos de manera definitiva entender nuestro riesgo, en particular en nuestra comunidad, en el barrio o en la actividad productiva. Por lo tanto, por ejemplo, los últimos desastres causados en Manizales en la pasada temporada de lluvias podrían repetirse.
Cuando el océano Pacífico se enfría, la Tierra, en su sabiduría por alcanzar el equilibrio, calienta el Atlántico. Es por ello que actualmente tenemos actividad intensa de huracanes en el Caribe, donde el agua cálida bulle como una olla caliente haciendo que interactúe la atmósfera con el mar en forma de espiral, provocando grandes oleajes y mareas de tormenta, fuertes lluvias e inundaciones, vientos muy fuertes o tornados en el continente.
De acuerdo al Centro de Huracanes de los Estados Unidos, en promedio para esta temporada, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre de cada año, 12 tormentas tropicales, 6 de las cuales se convierten en huracanes, se forman sobre el Océano Atlántico, el mar Caribe o el Golfo de México. En el océano Pacífico Central, un promedio de tres tormentas tropicales, dos de las cuales se convierten en huracanes o se mueven sobre el área durante esta temporada.
Los peligros que históricamente han sido la causa de muertes asociadas con huracanes en los Estados Unidos están relacionados con la oleada de tormenta, que es el aumento anormal del agua por los fuertes vientos y grandes olas de mareas.
El oleaje de la tormenta puede viajar varios kilómetros tierra adentro, especialmente a lo largo de bahías, ríos y estuarios, como lo que ha pasado con Harvey.
La segunda causa son las inundaciones, debido a las fuertes lluvias torrenciales que causan anegaciones kilómetros adentro y pueden persistir durante varios días después de que la tormenta se haya disipado.
Los vientos de un huracán destruyen edificios y casas prefabricadas. Los tornados también pueden acompañar a los ciclones tropicales. A pesar que estas tormentas tropicales han pasado lejos de Colombia no nos podemos descuidar en su vigilancia.
Actualmente, el cambio climático ha generado escenarios de grandes incertidumbres donde cualquier evento puede convertirse en el peor de la historia.
Lo mismo podemos decir de esta temporada de lluvias: nos queda poco tiempo para hacer mantenimiento de techos, alcantarillas, canales. Las alertas tempranas deben estar desde ya prendidas. La vigilancia permanente colectiva en su barrio es la mejor herramienta para evitar cualquier otra pérdida de vidas
No solamente la próxima semana llegará el Papa a Colombia sino también la segunda y gran temporada de lluvias del año. ¿Qué tanto estás preparado para enfrentar nuevamente los deslizamientos, inundaciones y avalanchas?