El Colombiano

DE LAS ADAPTACION­ES DE LIBROS AL CINE

- Por MANUELA ZÁRATE @manuelazar­ate

La primera película que me fascinó en la vida fue Lo que el viento se llevó, de Victor Fleming (1941). Yo tenía unos siete años la primera vez que la vi, casi por error, porque estaba entre los betamax que andaban sueltos por la casa. Como no sabía hablar inglés mi mamá me contaba la historia a medida que la veía adaptándol­a en cierta forma para mi edad. Más tarde, cuando aprendí a hablar inglés descubrí el significad­o de los diálogos, de la trama y la subtrama y me enganché aún más, sobre todo con su protagonis­ta

Scarlett O´Hara (Vivien Leigh), una mujer que se sobrepone al machismo, a la guerra y a los arrebatos de su amor propio. Un personaje que está entre lo admirable y lo detestable, en quien convergen lo mejor y lo peor del ser humano y que no supo hacer que el mundo se doblegara ante ella, pero nunca logró conquistar su propio corazón.

Lo que el viento se llevó logró capturar la realidad de un país en guerra civil. La trama va mostrando la bancarrota económica, moral y humana que resultan de la guerra sin importar de qué lado se esté. Nos muestra la desintegra­ción de una sociedad y el esfuerzo por recuperars­e para empezar de nuevo. La narración no está construida solo desde lo político, es tanto un drama histórico como una historia de amor, y quizás una de las más honestas que se hayan logrado escribir y filmar. Todo hace de la película un clásico, un film que nunca termina de verse de forma definitiva.

No sé qué me cautivó de una historia como esta siendo tan pequeña. Yo creo que fueron los escenarios, la música, y los vestidos enormes que usaban las mujeres del sur de los Estados Unidos. Mujeres como Scarlett

O´Hara que influyó en mí, pues sentí con ella una relación profunda como espectador­a. Vi tantas veces la película que terminé por aprenderme los diálogos de memoria. En ese entonces nadie entendía por qué yo veía la misma película una y mil veces, pero es que siempre descubría algo nuevo. Yo empezaba desde el principio y vivía las escenas como si fuera la primera vez.

Un día me enteré que la película era en realidad la adaptación cinematogr­áfica de una novela de la escritora Margaret

Mitchell. La leí como a los 16 años y estuve todo el tiempo buscando las escenas de la película. Encontré lugares en los que reconocía en la Scarlett de Vivien Leigh y otras cosas nuevas, inexistent­es en la película, que abrieron paso a una nueva historia, a un universo aparte. Así aprendí por primera vez esos mundos paralelos que son libro y película y la maravilla que cada uno puede ofrecernos desde su formato. La obra de Margaret

Mitchell y la película de Victor Fleming tienen la misma esencia, mostrar con una historia de amor un cambio social, político y humano. Además nos muestran las raíces de problemas vigentes en EE.UU. y ambas están cargadas de poesía, de belleza visual y literaria y tienen una estructura impecable. ( texto completo: elcolombia­no.com.co)

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