Oasis infantil en medio de la hostilidad del Centro
A través del arte y del diálogo, el Museo de Antioquia creó un espacio para atender a 100 niños que conviven en las calles de esta zona de Medellín.
Mientras su hija trabaja, Amalia Rivera ya no tiene que preocuparse por inventarse algo para entretener a su nieta. Todos los sábados lleva a Caroline a la casa de encuentro del Museo de Antioquia, cerca a la plaza Botero en el centro de Medellín, para que se divierta durante algunas horas pintando, dibujando y aprendiendo junto a otros niños hasta que llega la hora de volver a casa.
Por el centro de la ciudad transitan y trabajan a diario miles de personas, y entre la multitud, la niñez a veces pasa desapercibida. Por eso, y teniendo en cuenta que la zona está llena de problemas sociales, las directivas del museo crearon el programa Diálogos con-sentido, una iniciativa que atiende a 100 niños, de entre 6 y 12 años, durante tres días a la semana.
“La idea nace porque somos conscientes de que la niñez en el centro de Medellín está invisibilizada y no hay mucha inversión en programas orientados a esta población por parte del Municipio”, manifiesta Jessica Rucinque, directora de Educación del Museo de Antioquia.
Museo de puertas abiertas
En la plaza Botero y sus alrededores se reúnen todas las problemáticas sociales de Medellín. La política Museo 360 busca abrir las puertas del edificio a la comunidad y arropar a los hijos de los lustradores de botas, de los comerciantes, de las trabajadoras sexuales y otros oficios, para alejarlos de la hostilidad y los malos hábitos con los que se convive en esta parte de la ciudad.
“El museo se convirtió en un espacio protector, de tal forma que los niños no se mantengan en la calle, o peor, que se queden solos en la casa”, señala Eliana Luna, coordinadora de la línea encargada de Diálogos con-sentido.
No obstante, esta actividad no solo agrupa a la población infantil de la zona de influencia del museo, sino que también trabaja con la Corporación Educativa Combos y con la Corporación Hogar.
“La mayoría viene de familias fracturadas, no hay acompañamiento que les ayude a crecer de una manera integral, y por eso nuestra propuesta se convierte en un oasis para ellos”, explica Rucinque.
Crecer en valores
Ana Catalina Cardona comenzó a trabajar en el programa en marzo de este año. Su experiencia como psicóloga le ha permitido profundizar más allá de la línea de creación artística que tiene el programa, y enfocarse en inculcar valores y potenciar las habilidades de los niños.
“Los chicos con los que trabajamos tienen una gran capacidad de transformación. A través del arte aprenden a controlar sus emociones, y algunos que suelen llegar muy agresivos, se vuelven muy tolerantes”, anota Cardona.
María Clara Contreras trabaja en la creación de una máscara, y dice que junto a sus compañeros están conformando una tribu que también tiene casas y animales hechos con material reciclado. Entretanto, su mamá trabaja vendiendo ropa a unas cuadras de distancia.
Junto a ella, Juan Esteban Fajardo muestra orgulloso sus creaciones artísticas y señala que aún falta hacer la ropa para la tribu. “Además de estas actividades acá también hablamos mucho de la amistad y del respeto”, cuenta.
El próximo año, Diálogos con-sentido tiene como propósito ampliar su cobertura a 250 niños, para seguir explotando la recursividad de la niñez, y permitirles expresar cómo se imaginan el mundo