El Colombiano

Contrarió a su padre y hoy recoge frutos de la cosecha

- Por JULIO CÉSAR ACOSTA V. EFE

Hace apenas siete años, Miguel Ángel empezó a dedicarle más tiempo a la cicla que a la huerta familiar. El tiempo le dió la razón. “No sé si vaya a atacar, vamos día a día y depende de las sensacione­s y cómo respondan las piernas”. MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ Ganador de la etapa ayer

Siete años atrás cuando Miguel Ángel López tenía 16 de edad, cursaba su último año de colegio en una vereda de Pesca -Boyacá- y apenas comenzaba a tomar en serio eso de montar en bicicleta, su padre -Santiago- se opuso a que fuera ciclista. “Eso es mamar gallo”, le repetía, porque el joven prospecto del ciclomonta­ñismo ya se la pasaba más montando en bicicleta -heredada de uno de sus cinco hermanos- que ayudando en la granja donde vivían.

Sin embargo, pesó más la constancia y dedicación a la cicla que el poder de su padre por frenarlo.

Dos años después ya cruzaba las fronteras de su natal Pesca, como lo recuerda aún el ciclista que asombra en la Vuelta a España. Se enfrentó a una vida que desconocía y un deporte que ni siquiera seguía, ni del que tampoco tenía referentes como ídolos.

Llegó casi de improviso y de la mano de un exciclista y uno de los primeros escarabajo­s que demostraro­n condicione­s para la gran montaña en competenci­as europeas como Rafael Acevedo.

“Lo vi montando y dije que ese chico tenía mucha polenta y lo invité a que se uniera al equipo Boyacá Orgullo de América. A los dos días de tenerlo, le manifesté que iba a ser un gran ciclista y que ganaría una competenci­a como el Tour de Francia. Y ahí va, poco a poco, en solo dos años, conseguir lo que ha hecho en Vuelta a España, es solo de un grande”, dice Acevedo.

Con escasa formación y participac­ión en algunas clásicas regionales, ganó la Vuelta a la Juventud y el Tour del Porvenir, ambas en 2014. No obstante, sufrió lesiones que lo marginaron esporádica­mente, como una en la rodilla (zona lateral, o tendinitis).

Es, indudablem­ente, uno de esos casos extraños del ciclismo que sin muchas carreras llega a un equipo grande. “Le vi grandes condicione­s y por eso me atreví, en su momento, a decir que sería uno de los mejores del mundo”, recuerda hoy el español Vicente Belda, quien lo recomendó para el Astana.

Y, en efecto, su palmarés es tan corto que sorprende. Incluso, la temporada 2017 pareció asumirla tarde (apenas en junio pasado). En 2015 triunfó en una etapa de la Vuelta a Burgos; en 2016, en una del Tour de San Luis y en otra de Langkawi y participó en la Vuelta a Suiza y la Milán-Turín. En el previo de la Vuelta a España, registró victorias de etapas en Austria y Burgos. Y en su debut en la Vuelta-2016 no contó con suerte, al accidentar­se y luego retirarse en la sexta etapa.

“Va a estar en el podio y debe ganar por lo menos otra etapa más. Es el que mejor rendimient­o. Viene de menos a más. Tuvo una floja primera semana, pero ya cogió confianza y hará una última semana mucho mejor. Este es un ciclista que a medida que va pasando la carrera, se pone más en forma”, manifiesta Acevedo, quien hoy agradece que el joven López haya contrariad­o a su padre. “Llegará a lo más alto del ciclismo”

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FOTO Dos rostros disímiles: el del sufrimient­o que encarna Alberto Contador y el de la frescura del colombiano Miguel Á. López.

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