Avance de la tregua depende de los 101 días

Después de meses de espera, se concretó la tregua entre el Eln y el gobierno. Es la primera tregua bilateral con esta organización en sus 26 años de búsqueda de una salida negociada. Jamás las dos partes habían llegado hasta este punto. El mensaje es claro: la Mesa es en serio y va por buen camino, a pesar de las dificultades. La demora radicó en que el tipo de tregua estaba definido por el modelo de negociación, pero primó la sensatez de las partes. El acuerdo se da de cara a la llegada del Papa Francisco, pero su alcance va más allá: de hecho empieza en octubre e iría hasta enero. Su prolongación depende de lo que se avance en estos más de cien días: respeto a la población civil, medidas efectivas de protección a los líderes sociales, cese de secuestros, atención a la situación carcelaria, etc. La más importante: arrancar con el proceso de par- ticipación social. Como toda paz, hay enemigos rondando; como en toda tregua, habrá incidentes, pero estos no significan ni el fin del cese al fuego ni el fracaso del proceso. Ejemplos de eventualidades son: acciones militares de provocación, combates del paramilitarismo con el Eln como en Chocó, uso de “falsos brazaletes” del Eln como en Cauca (como denunció el arzobispo Darío Monsalve), etc. Juan Manuel Santos tiene poco tiempo para concretar un acuerdo parcial para que deje encaminada la paz con los “elenos” y debe aprovecharlo siendo más flexible en la Mesa. El Eln tiene que demostrar su unidad interna. La iglesia y la ONU nos irán diciendo si las partes cumplen. Falta un sociedad que acompañe y unos medios que no hagan de la tregua un espacio de propaganda electoral, sino un aporte a un mejor país, sin faltarle a la verdad.