UN BAUTIZO INFELIZ
Tras una larga meditación las Farc anunciaron el nombre de su proyecto político en el que conservan las siglas, pero reformulan su significado. El grupo, resultante de la dejación de armas, juega con las antiguas letras para desplegar un soso y forzado Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Mantiene los apelativos a la fuerza y a la revolución, pero modifican su vínculo con las armas por una alternativa democrática y su apelación al país por un desafortunado e infantil “Común”, extremo genérico que solo ellos entienden. Una clara oportunidad desaprovechada en aras de mantener sus vínculos con el pasado que les enorgullece, pero que infunde pánico en una amplia mayoría de la sociedad.
Timochenko, que en algún momento amagó con nombrar a la colectividad Nueva Colombia, tuvo que ceder ante la propuesta trasnochada –ya utilizada por otras guerrillas que atravesaron el camino de la integración política– de conservar la sigla.
Sin embargo, los combatientes desmovilizados se equivocan. El bautizo de un partido político es trascendental para entender cuáles son los fundamentos programáticos que lo sostienen y revelan, además, qué visión de país los impulsa. Lo que nos enseña esta idea de las Farc como partido democrático es que persiste una enorme grieta entre su interpretación de país y la realidad política de la que ahora hacen parte. Persiste además la altanería que, aunque ha disminuido desde los primeros días de La Habana, aún es un estorbo que puede hundir sus proyectos más progresistas.
La rosa roja y la estrella de cinco puntas, referencias directas al socialismo y a la lucha proletaria internacional, tendrían un impacto mayor si su abuso por más de un siglo no hubiera ya desdibujado sus propósitos iniciales. Sin embargo, aquí el problema es menor y quizá lo- gren insertarse con mayor facilidad en un debate de reivindicaciones sociales desatendidas por décadas en nuestro país.
En un zoológico de partidos colombianos en el que los nombres no responden de ninguna forma a la realidad de sus propuestas; pues los de derecha se hacen llamar de centro, los verdes solo tienen de su denominación el color, los conservadores rifan sus tradiciones al mejor oferente y los liberales son representados por Vivian Morales; las Farc se amarran a su pasado de fusiles y secuestros para entrar a esta nueva etapa, malgastando los aires de renovación que la sociedad les ofrece. Una muestra más de la prepotencia ligada a su larga historia ■
Las Farc se amarran a su pasado de fusiles y secuestros para entrar a esta nueva etapa.