¡POPULISTAS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!
Muchos libros, artículos y conferencias sobre populismo comienzan diciendo que uno de los términos más usados y del que más se abusa, dentro y fuera de la academia, es el de populismo. Ralf Dahrendorf dice que si la categoría de pueblo es la que define lo que es populismo, la democracia, que se basa en la soberanía popular, reclama una vinculación directa con el pueblo. Entonces, ¿cómo trazar el límite entre democracia y populismo? De otro lado, en el momento actual casi a todos los políticos, especialmente a los que no nos gustan, los calificamos de populistas. Pensemos ¿cuántos han sido denominados así en Colombia? ¿Son populistas realmente?
Pero hay un acuerdo en considerar que Perón y Chávez representaron un populismo de izquierda, y Heider, Marine Le Pen y Trump, son populistas de derecha. La diferencia central es que los primeros pretenden radicalizar la democracia mediante la extensión de las luchas democráticas por la igualdad al conjunto de la sociedad, mientras que los segundos cuestionan y quieren limitar la democracia liberal.
Ernesto Laclau, destacado teórico del populismo, en su libro La razón populista señala tres elementos que lo caracterizan: i) la formación de una frontera interna antagó- nica que separa al “pueblo” del poder; ii) una “articulación equivalencial de demandas” que hace posible el surgimiento del pueblo (las demandas de un grupo social se articulan con las demandas de otros grupos sociales); iii) y la unificación de estas diversas demandas en un sistema estable de significación, que se sintetiza en el surgimiento de un líder que debe controlar el poder del pueblo, el líder carismático.
Populismo significa entonces “cuestionar el orden institucional mediante la construcción de un pueblo como agente histórico, es decir, un agente que es un otro en relación al orden vigente” (Laclau-2006).
¿Cómo se construye un pueblo en términos del populismo? Aquí es importante considerar de qué manera mediante un juego de intervenciones culturales, retóricas, los populistas avanzan en la construcción del pueblo.
Perón recurrió a la figura de los descamisados para señalar el antagonismo radical entre el pueblo y los poderosos, Chávez señaló la corrupción generalizada del sistema de gobierno, Álvaro Uribe articula, mediante una hábil estrategia comunicativa, las diversas formas de resentimiento, indignación y odio que la sociedad colombiana tiene a las Farc y al proceso de paz, y así ha profundizado la división radical de la sociedad. Como hábil populista usa la política comunicativa (twitter, discursos incendiarios, agresiones a periodistas) y la pone al servicio del afecto, el sentimiento, la teatralidad, la espectacularidad, para producir su pueblo.
Laclau afirma que el populismo requiere de la construcción discursiva del enemigo. “Es necesario, de alguna manera, representar el otro lado de la frontera, el enemigo”. Para el populismo de derecha el enemigo es la “Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común”, su manipulada paz y Santos. ¿Qué hacer con el enemigo que hoy canta a la paz y a la justicia social en la Plaza de Bolívar? Hacerlo trizas para avivar la guerra pide lo más selecto del uribismo ■