es la muestra de esculturas de Édgar Negret, en la galería Duque Arango. Mitos, naturaleza y tradiciones hechos en metal.
La serpiente emplumada, una divinidad que se repite en varias culturas de América, la capturó Édgar
Negret en sus esculturas. Según dijo, como Prometeo, ella “está del lado del hombre”, y, así como él roba el fuego a los dioses para entregárnoslo, ella “roba el maíz a los dioses para dárnoslo y volvernos hombres de maíz”.
Este comentario del artista que nació y murió el 11 de octubre, lo primero en Popayán en 1920 y lo segundo en Bogotá en 2012, aparece en el catálogo de la exposición Geometría humaniza
da, que se presenta durante este mes en la galería Duque Arango. Para el crítico y curador Óscar Rol
dán siempre es importante volver sobre la obra de Negret, porque es una de las figuras más importantes del arte latinoamericano.
Representante del abstraccionismo geométrico, junto a Eduardo Ramírez
Villamizar, Negret realizó una obra interesante con la que exaltó las tradiciones propias de América, como el maíz, el culto al Sol y a la Naturaleza, sostiene Roldán. También aludió a mitos como el de El Dorado.
Negret influyó notablemente en la escultura de otros artistas posteriores como Germán Botero, Ronny Vayda y Al
berto Uribe, “aunque estos se acercaron más que él a la arquitectura”.
El crítico Eduardo Serrano, autor de la presentación de la exhibición, dice que esta, más allá de mostrar el talento del artista, “pone de presente el carácter eminentemente humano con que Negret supo revestir, no solo su atracción por la geometría y la escultura, sino su afición por el metal, las tuercas, los tornillos y las máquinas”.
Sergio Arango, de la galería, invita a apreciar la muestra porque es un espectáculo: el Sol entra a distintas horas y juega con las 23 esculturas produciendo sombras laberínticas que repiten la maestría de la construcción de las obras ■