¡Más literatura musical!
Este es un gran momento para las historias en la música, para soñar con tantas maneras disímiles de contar nuestra realidad, para imaginarnos la vida con una banda sonora, en planos secuencia interminables con armonías mayores y menores. Es un buen momento para darle sonido a cada paso de página, para esperar el crescendo, el pianisimo, el fortissimo, e incluso, los silencios. Ese es el reto, que las historias escritas suenen, se conviertan en tatuajes musicales para la vida y atrapen al lector como la sinfonía más hipnótica. Por eso, hay una gran oportunidad para la literatura sonora. Colombia, en el rock, nos ha regalado, aunque pocas piezas, libros importantes para definir una literatura musical, y el mundo sigue narrando de manera acelerada su memoria sonora a través de las letras: biografías, crónicas, investigaciones, cuentos, reportajes, entrevistas, perfiles y semblanzas.
Para destacar, Qué viva la música; I.R.A, la antileyenda; Clock Around the Rock: Crónicas de un fan fatal; Fiesta en el temor; Satisfaction; Rockestra; Kraken: 30 años; Aterciopelados, con el corazón en la mano; 15 años de canciones contadas; Memoria del rock colombiano; Los Speakers: la primera banda independiente de rock en Colombia; La nostalgia del melómano; Piedra sobre piedra: confesiones de un adicto a The Rolling Stones ; Medellín en vivo, La historia del rock; Concierto pagano e intermedio místico; Mala hierba, el surgimiento del punk en el barrio Castilla ; Ruido; 100 discos, 50 años de rock colombiano; Mancha negra y furia o jugada maestra, entre muchas otras piezas. Y partiendo hacia otras latitudes, producciones como Bruce Springsteen, nacido para el rock; Mi vida como Prisionero, la historia de Claudio Narea; Cerati en primera persona; El tiempo de nuestras canciones; Las cartas de John Lennon ; Crócknicas
marcianas, entre otra infinidad de títulos. Quiero hablar de cinco posibilidades literarias que celebro, por su conexión con la realidad, su aporte a la música y por ese universo imaginativo y potentemente musical que nos ofrece. ¡ Qué viva la música!, de Andrés Caicedo Un libro que no necesita ni presentación y mucho menos descripción. Una obra maestra de nuestra literatura, un concierto sin fin entre el rocanrol y la salsa; un éxtasis eterno por la vida nocturna, juvenil y musical de Colombia.
Paracaídas y vueltas, de Andrés Calamaro Escrito con sangre de rocanrol, una crónica de la vida de un grande que se deja ver libre, feliz y tranquilo con una trayectoria repleta de canciones. Andrés Calamaro, tan rebelde en la música como en las letras, se deja ver, tal cual como es. Balsa de Fuego, de Juan Carlos Garay Una traducción fiel y sincera de lo que significa ser músico independiente en Colombia. Una radiografía de la revolución sonora de las fusiones. Una historia de una banda ficticia, que podría ser la realidad de muchas otras bandas colombianas. Un relato que todo músico colombiano debería leer. One Hit Wonder, de Joselo Rangel Los mejores cuentos musicales que he podido disfrutar en la vida. Historias para músicos y amantes del sonido. Recreaciones fantásticas de todo lo que implica tener una banda; los fracasos, los éxitos y anécdotas de uno de los mejores guitarristas del continente, que aun siéndolo, lo prefiero como escritor. Diario de viaje, de Fito Páez Es una real bitácora de un viaje de un músico exitoso y taquillero. Este texto narra día a día un año entero de giras, grabaciones, composiciones, momentos en familia de uno de los grandes cronistas de la música.