LAS VÍCTIMAS DEL OLVIDO
Era claro que, al llevarse a cabo un proceso de paz entre la guerrilla de las Farc y el Gobierno colombiano, iba a haber quienes se opusieran, entre ellos muchos de los mismos exintegrantes del grupo armado.
Hasta ahora el International Crisis Group, ICG por sus siglas en inglés, ha declarado que hay alrededor de catorce grupos disidentes que se están disputando el control de las zonas anteriormente ocupadas por las Farc.
La pregunta es, si el Gobierno sabía que esto iba a suceder ¿por qué no se está haciendo cargo de estos grupos al margen de la ley?
Se supone que el proceso de paz buscaba brindarles a las víctimas unas garantías que habían sido vulneradas por más de 50 años, entre ellas la vida, pero ahora que las firmas se concretaron, volvieron al olvido estas zo- nas que nuevamente son golpeadas por la violencia.
Y no es necesario hablar de grupos numerosos y fuertes porque esa no es la realidad: en estos frentes disidentes, que no son grupos armados organizados, no hay más de 800 hombres.
Pero sí es necesario hablar, sin más, del abandono estatal que da pie para que estos puedan entrar a ejercer control y generar miedo en poblaciones que anhelaban un futuro diferente.
Sí es necesario hablar de un Estado que reincide en hacerse el de la vista gorda y que permite que, en cuestión de un año, el índice de homicidios en las zonas con disiden- cias aumente casi en un 50 % con respecto al año anterior.
No está de más reconocer el trabajo hecho y los logros alcanzados en materia de seguridad y paz en las zonas donde el conflicto golpeó más fuerte, pero tampoco estaría de más que el Estado siga haciendo presencia y atacando a quienes perturban los intereses del pueblo colombiano de lograr una realidad diferente a la violencia ■ * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.
Ahora que se firmó la paz, volvieron al olvido esas zonas que fueron golpeadas por la violencia por más de 50 años. Los asesinatos se duplicaron.