El Colombiano

En este jardín florecen las letras de la Fiesta

- Por LINA CASTAÑEDA TABARES FIESTA DEL LIBRO

Así se prepara el Jardín Botánico para recibir la Fiesta del Libro, que arranca este domingo 10 de septiembre.

El sol de las 10:00 de la mañana cae sin tregua sobre la entrada del Jardín Botánico de Medellín. Ni una nube lo detiene en su labor de hacerlo todo más brillante. Unos susurros se cuelan a través de los tallos de las cañas: “¡Qué picante está, y apenas son las diez!”, dice Octavio Vega, al que solo se le ve el sombrero amarillo con estampado de hojas naranjas y grises.

Jaime Valderrama, de tapabocas y con una bolsa blanca en su mano derecha asiente, y Camilo Guisao, el más joven, resopla y los mira en silencio. Los tres son trabajador­es del Jardín Botánico que, desde mediados de agosto, se prepara para la 11ª Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín.

“Para esta nueva edición de la Fiesta del Libro se sembraron 2.100 plantas ornamental­es de seis especies diferentes”, explica Camilo Góez, integrante del equipo de relacionam­iento y mercadeo del lugar.

Pentas de colores, celosías fucsias, blancas, amarillas y moradas, begonias o conchitas rojizas… Una romería de nombres sale por la boca de Octavio, que se pasa la mano derecha por la frente sudorosa.

“Nosotros le ponemos harto empeño al jardín de la entrada porque es lo primero que la gente ve y es lo más llamativo”, comenta, mientras desde el desnivel del jardín ve pasar a Oswaldo Londoño, el jardinero supervisor.

Oswaldo hace rondas diarias por los 13.2 hectáreas del Jardín. “Yo les pregunto qué les falta, sobre todo antes de los eventos. Si ellos necesitan de mi ayuda, me pongo los guan-

tes y hago jardinería. Yo soy, digámoslo así, el multiusos en el Jardín”, comenta entre risas, tan agudas como su voz.

“Q’hubo, ¿cómo les está yendo?”, pregunta. “Bien, Oswal, nos faltan unas conchitas y ya terminamos por aquí”, le responde Octavio. Jaime y Camilo levantan la carretilla que emite un sonido oxidado y van en busca de las begonias, mientras Octavio busca refugio del sol detrás de los tallos del bambú.

Antes de saber cómo cuidar de las aves del paraíso y las lavandas, Oswaldo era cultivador de papa y frijol en San Pedro de los Milagros, Antioquia.

“Yo considero que aún no soy jardinero experto, porque cada día aparecen especies y uno tiene que aprender cómo manejarlas, cómo vivirlas”, dice, mientras sus pasos lentos lo llevan hacia la zona del Salón Restrepo.

Sembrar para recoger

“Nosotros estamos montando los jardines para Fiesta desde que se acabó Orquídeas, Pájaros y Flores”. Ahí empezó el “voleo”.

Antes de que arranque el evento, los jardineros se encargarán de podar los brotes, de desmalezar los sectores que no tienen jardín, como el área del lago, y de regar las plantas para que den sus mejores colores.

Los árboles también estarán listos para los lectores que quieran dejarse llevar por un texto bajo su sombra. Al fin de cuentas, como se lee en la página oficial de la Fiesta, “bajo las hojas de los árboles se leen mejor las hojas de los libros”.

No hay un mejor lugar para este evento educativo y de promoción de lectura, que traerá una prueba de la literatura de Brasil, país invitado, y una delegación de más de 90 integrante­s entre escritores, editores, periodista­s, ilustrador­es, grafiteros y chefs.

Mirar y no tocar

En la Fiesta los esfuerzos se intensific­arán, las jornadas empezarán a las 7:00 de la mañana y terminarán antes de las 10:00 de la noche: “Nos dividimos en dos turnos, uno en el que regamos las flores con mangueras antes de abrir las puertas al público, y los otros en la tarde, que recogen las hojas y la basura en zonas verdes”.

Oswaldo se detiene frente al Salón Restrepo que en su costado exhibe un jardín recién plantado. “La idea es que la gente disfrute de la Fiesta y también de un Jardín agradable, pero sin dañarlo”.

Comenta que a algunos visitantes les hace falta conscienci­a en el cuidado de especies vivas: “Ven una flor bonita y la arrancan. Las plantas son para verlas, para sentirlas y vivirlas”.

Oswaldo observa una celosía que apunta al sol y se queda en un silencio que es interrumpi­do por el sonido rítmico de un aspersor que baña el jardín con gotas de agua constantes. La Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín está a la vuelta del jardín

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FOTO El Jardín Botánico de Medellín se prepara desde agosto para este evento cultural, que busca sacar a la literatura y la industria editorial de los recintos cerrados tradiciona­les.

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