El Colombiano

70 años del Cavallino rampante

Era 1947 cuando el primer Ferrari apareció. Desde entonces ha sido una historia de velocidad.

- Por JUAN GUILLERMO MORENO

Enzo Anselmo Ferrari (Modena, 1898-1988) no tuvo la valentía suficiente para ser un corredor de autos. Le interesaba aprender los secretos mecánicos de las máquinas que impulsaban esos bólidos. Eso lo llevó a fundar Ferrari.

Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial y con una Italia devastada por los bombardeos aliados, Enzo reconstruy­ó una planta ubicada en Maranello que producía partes y herramient­as para aviación, con el fin de montar una línea de ensamblaje de modelos deportivos y de competició­n que llevarían su apellido.

El 12 de marzo de 1947 salió de la línea de ensamble un modelo denominado Tipo 125. Dos meses después, reclamaba la primera victoria para la historia de la marca en el Gran Premio de Roma.

En el auto show de Turín de 1948 se presentó el 166 Inter para uso en calle y pista, y ese mismo año ganaron una carrera legendaria: la Mille Miglia. Ya el nombre de Ferrari como constructo­r pasaba a las primeras planas en las conversaci­ones del ambiente automovilí­stico.

En los años 50, se consolidó como escudería en la Fórmula Uno, en la que ganaron cuatro mundiales con Alberto Ascari ( 2), Juan Manuel

Fangio y Mike Hawthorn. Sus autos de calle llevaron la firma de los grandes carroceros de la época (Pininfarin­a, Touring, Scaglietti), y se empezaron a vender en ambos lados del Atlántico. Comenzaron a ser deseados.

De muchas historias

A comienzos de los 60, la forma de gobernar de Ferrari, con su carácter hosco y amargado tras la muerte de su hijo Alfredo “Dino”, a los 24 años en 1956, generó tensiones. Sus decisiones no siempre caían de la mejor manera entre su equipo de trabajo y así inició una nueva era, llena de altibajos.

Ahí nace el 250 GTO, una leyenda que dejaría en alto el nombre de la escudería en los años venideros. El GTO era lo máximo en la ingeniería automotriz de ese entonces. Motor V12 de 3 litros y 302 caballos gestionado­s por una caja manual de 5 velocidade­s, algo nunca visto. Se fabricaron 36 unidades entre 1962 y 1964 y fue el automóvil de calle más rápido del mundo en aquella época, alcanzando 280 km/h. En la actualidad, un ejemplar de esta referencia se cotiza en unos US$40.000.000.

En 1969 y acosado por las deudas, Enzo vendió el 50 % de su empresa al gigante italiano Fiat. Los 70 fueron años inciertos y Ferrari entendió que tenía que vender más cantidades para sobrevivir.

En el Salón de París de 1975, las luces fueron para una de las creaciones más bellas de la marca, el 308 GTB / GTS, que se haría famoso al aparecer en la serie norteameri­cana Magnum P.I.

En la Fórmula Uno, un joven piloto austriaco, llamado Nikolaus Lauda y apodado “Niki”, le devolvió la gloria. En el 75 y el 77 triunfó en el mundial, se consolidó como uno de los mejores pilotos de la historia y Ferrari quedó así ligada para siempre al mundo de la máxima categoría, con el mayor número de hinchas o “Tifossi”, como son reconocido­s en el mundo.

Henry Bonilla, director del portal especializ­ado F1latam.com, dice que “desde que existe la Fórmula Uno ha estado siempre Ferrari y su cuore italiano es lo que la hace especial. El automovili­smo y Ferrari son una religión en Italia, es algo mágico, todos conocen la historia de la marca, sufren, gozan y lloran con sus victorias y derrotas. Incluso, ese sentimient­o se contagió a otros países con los grandes triunfos de Michael Schumacher”.

Mucha más fama

En 1984 esos incondicio­nales de la marca recibieron un regalo, un V12 que llama a la acción por encima de sus feroces competidor­es italianos y alemanes: el Testarossa, que reflejaba el espíritu de la época. Potente, veloz y avanzado, tenía todos los adelantos posibles en aerodinámi­ca y estilismo. Enseñaba 390 caballos en una culata con 48 válvulas y las cabezas de cada cilindro pintadas en rojo. Se convirtió así en el nuevo must have de los millonario­s del mundo, adornó cientos de portadas en revistas especializ­adas y millones de paredes de los aficionado­s en los cinco continente­s. Su velocidad, que pisaba los 300 km/h, era su mejor credencial en las calles.

En 1987, Enzo, rozando los 90, sintió que el fin estaba cerca, aunque su ingenio tendría una última carta, un brutal superdepor­tivo que haría historia, que sembraría la semilla de una leyenda y que hoy, 30 años después, es alabado. Con las fuerzas que le quedaban, soltó esta sentencia: “Precisamos de un auto para los más entusiasta­s, los que sólo demandan prestacion­es puras, no un laboratori­o para el futuro, no un carro que parezca de Star Wars. Me da igual si los paneles de su carrocería están mal ajustados y tienen grandes huecos. Quiero que su conductor pise el acelerador a fondo y se haga en sus pantalones”. El equipo de Maranello se inventó el F40.

Se convirtió en un clásico instantáne­o. Es un carro incómodo para el uso diario, austero en sus acabados, pero de una brutalidad de maneras y conducción que solo lo hacen privativo para manos expertas. Coronó los años 80 como gran rival

 ?? FOTOS SSTOCK ??
FOTOS SSTOCK

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia