Las precandidaturas más insólitas a la Presidencia
De los 26 precandidatos que piden firmas para avalarse, 16 no son visibles ante la opinión.
Dará casa por decreto a todos los ciudadanos, abolirá los impuestos, convertirá los desiertos en zonas agrícolas, el agua de mar será agua potable, utilizará armas que no maten, convertirá a San Andrés en un paraíso fiscal y garantizará el transporte gratis para los menores de 16 años.
No es broma. Estas son algunas promesas del Eivar Galindez, uno de los 26 precandidatos que ya inscribió su grupo significativo de ciudadanos ante la Registraduría, para recoger firmas que avalen su aspiración presidencial.
En un video de YouTube, al mejor estilo de Nostradamus, dice que ya fue elegido presidente en el 2018, con el 90 % de los votos, en un gobierno de ideología cristiana. Como él hay otros 15 precandidatos que, o no tienen ningún reconocimiento nacional o regional, o tienen un liderazgo muy sectorial, o los votos que han obtenido no les dan ni para ser concejal de pueblo, o carecen de un discurso coherente.
Neys Santana Sarmiento, por ejemplo, quiere ser presidente. En el 2010 aspiró al Senado por el Partido Verde y obtuvo 779 votos. Se presenta en la web como asesor jurídico bajo el lema: “No hacemos milagros, pero buscamos el quiebre jurídico”.
Otro movimiento: Serecracia, impulsa a Fabio Antonio Forero, “candidato por el agua y los animales”. En su cuenta de Twitter, @GeneracionSer, tienen 31 seguidores. “Yo soy la punta de lanza, quiero ir adelante, salvar el mundo, pero necesito de ustedes”, dice en un video en la red social.
Myriam Pinilla, quien obtuvo 117 votos por el Partido de Integración Social Colombiano País en su aspiración al Senado en 2010, también recoge firmas con el comité ‘Constituyente Ciudadana Popular’. La misma tarea la adelanta Jaime Enrique Bedoya, por ‘Colombia Lectora’. Sacó 610 votos para el Senado en el 2014, por el Partido Liberal.
Otros que no figuran en los medios de comunicación, y menos en las encuestas, son Hilmar Moreno, que aparece en la web como director de la Fundación Científica - Pedagógica. Tiene 959 seguidores en Twitter; Juan Sebastián de Zubiría, que se presenta como académico y empresario; y
Cristóbal Osorio, autor del Diccionario de Comercio Internacional y docente de un colegio de Santa Marta. Los demás no aparecen ni en Google.
¿No existen filtros?
Si a cualquier ciudadano sin partido político le da el arrebato de aspirar a la Presidencia, basta con cumplir el requisito constitucional de ser mayor de 30 años y presentarse en la Registraduría a inscribir un comité, conformado por mínimo tres personas, y emprender la búsqueda de firmas. Así lo establece la ley 996 de
2005 (ley de garantías), ratificada por la ley 1475 de 2011 (Estatuto de Partidos).
Contrario a otras aspiraciones por firmas para cargos de elección popular, para la Presidencia, explicó el magistrado Felipe García, del Consejo Nacional Electoral, no se requieren pólizas de garantía que respalden al grupo significativo. Además, no están obligados a rendir informa de ingresos y gastos de ese proceso.
Para Rodolfo Arango, doctor en Derecho Constitucional de la U. de Kiel (Alemania) y docente de la U. de los Andes, esta ava- lancha de precandidaturas representa una pérdida de recursos y una afectación a la democracia, por el mal diseño de las reglas electorales, basadas en un equivocado democratismo.
“Urge una reforma para que no se abuse del sistema. Entre las condiciones podría pensarse en cosas razonables, como demostrar un compromiso o actividad en sectores cívicos, sociales o humanitarios por 15 años”, precisó.
¿Soñadores o lunáticos?
Alicia Peralta, consultora política y docente de la U. Eafit, dijo que estas personas sin reconocimiento se inscriben por varias razones: por empezar a hacer una carrera política, “sonar” o tener jerarquía, no a nivel nacional sino dentro de su grupo político, o simplemente por broma o retar el sistema político. “Saben que no serán ni siquiera candidatos, y para la mayoría su intención tampoco es esa”.
Para Cristian Rojas, jefe del Departamento de Ciencia Política de la U. de la Sabana, puede haber algo de desconexión con la realidad, a veces demencial, pero también está el fenómeno de líderes locales o comunitarios que por ver el entusiasmo que despiertan
en su círculo inmediato, que puede ser una camarilla de aduladores, creen que pueden tener proyección nacional.
Al respecto Juan Cristóbal Restrepo, coordinador de la maestría en Gobierno de la U. Javeriana, dijo que, en lugar de verse como una fortaleza democrática, muestra algo de utopía, en razón de que no tienen posibilidades, no obstante consideran importante presentarse. “Todo colombiano lleva en su corazón el deseo de ser el presidente”.
¿Afecta la democracia?
Antes de que la reforma política de 2011 reglamentara los grupos significativos, hubo aspiraciones por grupos independientes. Para las elecciones de 1998 se presentaron tres movimientos; en 2002, siete; en 2006, cinco; en el 2010, tres; y en 2014, uno: el grupo Centro Democrático.
Hace ocho años ‘La voz de la conciencia’, que surgió de la nada, recogió más de un millón de firmas, pero al final no inscribieron a Róbinson Alexánder Devia como candidato a la Presidencia.
Según Rojas, siempre ha habido candidatos desconocidos, especialmente en una etapa preliminar como la de recolección de firmas, pero eso no afecta la democracia, en tanto que es una consecuencia normal de la condición democrática de que cada ciudadano pueda elegir y ser elegido.
Muchos nombre se empezarán a descartar en razón de los resultados de las diferentes encuestas, o como también lo explicó Restrepo, los medios de comunicación se encargan de hacer un filtro porque cuando empiezan los debates, no los convocarán.
Aunque es la primera vez que hay tantas aspiraciones por fuera de los partidos, la gran mayoría no alcanzará a validar las firmas necesarias
“Muchos saben que no serán ni siquiera candidatos, y para la mayoría su intención tampoco es esa”. ALICIA PERALTA Consultora y docente de la U. Eafit