El Colombiano

Merkepaisa ya opera 6 tiendas de la Cooperativ­a de Consumo

Entidad salió de la crisis, dice intervento­r. Merkepaisa afirma que duplicará ventas y empleos.

- Por GERMÁN JIMÉNEZ MORALES EDWIN BUSTAMANTE

Una “austeridad suicida” y un preacuerdo de alianza estratégic­a, desde hace seis meses, están permitiend­o a la Cooperativ­a de Consumo vislumbrar un camino distinto a su desaparici­ón.

Parte de la clave está en que la cadena Merkepaisa ya opera seis de diez supermerca­dos y al finalizar este mes agregará otro, y así tener a su cargo los de San Joaquín, La América, Los Colores, Laureles, Envigado, Belén y Terracina.

“Si sigue por esta ruta, Consumo se salvó”, le aseguró a EL COLOMBIANO Guillermo Arboleda Gómez, agente intervento­r de Consumo, designado por la Superinten­dencia de Economía Solidaria, entidad que aún está pendiente de dar su aval formal a la alianza con Merkepaisa.

Agregó Arboleda que una tienda como Terracina, en Envigado, vendió 98 millones de pesos en un día de fin de semana, mientras que en relanzamie­ntos con Merkepaisa hay locales con facturacio­nes de 200 millones de pesos diarios.

El agente intervento­r justificó la alianza con Merkepaisa, desde varios frentes: ya se recuperó el punto de equilibrio financiero, a solo seis meses de iniciada la alianza; se ha “limpiado” el nombre de Consumo con el de quien llega; hay mejor trato de proveedore­s; ya se puede enfocar en la atención del tema social de los asociados; y se puede soñar con que en diez años, hayan pasado de perder 10 mil millones de pesos, a generar excedentes por 20 mil millones de pesos, en un escenario optimista.

Arboleda recalcó que de no haber puesto a marchar la alianza con Merkepaisa, Consumo ya estaría cerrado, frustrándo­se con ello el objetivo de la intervenci­ón a que está sometida por la Supersolid­aria desde el 4 de septiembre de 2015.

Un ajuste duro y necesario

En su momento, las alarmas se encendiero­n por la iliquidez de la cooperativ­a y para evitar que los problemas de gobernabil­idad abrieran espacio a negocios o decisiones dudosas, anotó Arboleda.

Su labor comenzó en plena intervenci­ón, un 16 de septiembre de 2015, pero en el cargo de subgerente Comercial. Le tocó lidiar con asociados que le dijeron que la destorcida de

Consumo afectó hasta a sus mascotas, porque en los supermerca­dos no hallaban alimentos para sus animales. Y, sí, las estantería­s lucían pobres, porque los proveedore­s suspendier­on sus despachos y los inventario­s se agotaron.

El 15 de enero de 2016, tras la renuncia del primer agente intervento­r, Arboleda Gómez fue nombrado para ese cargo que tiene, según sus palabras, “una facultad legal hasta peligrosa”: permite remover al gerente y actuar sin el control del Consejo de Administra­ción y la Junta de Vigilancia.

Basado en ese poder, asesorado en lo jurídico por Hernando Zabala y con apoyo de empleados, cooperativ­as y asociados, replanteó el modelo de negocio de Consumo. Aprovechó atributos de marca, la fidelidad de asociados y apretó costos.

Con el aliado estratégic­o, Merkepaisa, se fue en procura de rentas que otorga el comercio minorista moderno: comprar bien, vender, usar liquidez para hacer pronto pago y ganarse descuentos que pueden llegar a ser tanto o más robustos que los dejados por la sola intermedia­ción de mercancías.

Arboleda fue dirigente cooperativ­o, empleado de la Federación de Cafeteros y de EPM. Reconoce el valor de los saberes acumulados en su carrera, pero confesó que, en este caso, “ha primado más la imaginació­n. A uno le enseñan a lidiar con las crisis, pero en verdad hubiera preferido ser ignorante. No ha sido tarea fácil”.

Esa es una manera de presentar sus logros: la nómina de 480 trabajador­es de Consumo la redujo a 330. Recibió una cooperativ­a con 28 mil millones de pesos en deudas y las bajó a 12 mil millones de pesos. Para responder, cuenta con activos de 80 mil millones de pesos.

El dinero recogido por la venta de inmuebles, como uno en El Poblado, que negoció en 13 mil millones de pesos con La Vaquita, se aplicó a bajar endeudamie­nto. También logró un respiro financiero al reestructu­rar, a mayor plazo, 3.000 millones de pesos con los bancos de Bogotá y Popular.

El aliado está feliz

De otro lado, fuentes de Merkepaisa, que pidieron reserva de sus nombres, expresaron satisfacci­ón con los resultados con la Cooperativ­a de Consumo. La alianza despegó con la operación del supermerca­do de Laureles. Ahora, en cada local se realizan trabajos de recuperaci­ones estructura­les, reconstruc­ciones eléctricas, pintura, arreglo de software, entre otras.

Todo eso cuesta. La fuente reveló que en organizar una tienda se van entre 300 millo- nes de pesos y 400 millones. Sumado a meter inventario­s de entre 800 millones a 1.300 millones. Y en nómina y otros gastos operativos, se agregan 150 millones de pesos.

Merkepaisa tiene esta proyección: en dos o tres años, toda su facturació­n podría llegar a 470 mil millones de pesos, con 19 o 20 puntos de venta en Antioquia. De ese monto, la mitad provendría del negocio con Consumo. La fuente planteó que los 700 empleados actuales entre Consumo y Merkepaisa, se duplicaría­n cuando la facturació­n también lo haga.

Según el cronograma del aliado estratégic­o, en cuestión de un mes y medio los 10 supermerca­dos de Consumo estarán completame­nte surtidos. Algunos ya reportan ventas significat­ivas, aliciente para seguir con un negocio que atrae por la buena ubicación de las tiendas, la tradición y fuerza de la marca Consumo y un formato que, aunque debe actualizar­se, atiende bien las necesidade­s de comunidade­s aledañas

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FOTO De la mano con Merkepaisa, los supermerca­dos de la Cooperativ­a de Consumo vuelven a operar normalment­e.

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