El Colombiano

MONUMENTAL FRACASO AGRÍCOLA DEL ACUERDO DE IMPUNIPAZ

- Por JUAN DAVID ESCOBAR VALENCIA redaccion@elcolombia­no.com.co

Hace años dije que “una” de las fallas garrafales del acuerdo de impunipaz fue entregarle el futuro del campo y del sector agrícola a quienes lo único que saben sembrar son minas antiperson­ales y cuyo único “conocimien­to” sobre la tierra son las fracasadas políticas agrícolas comunistas que siempre han cosechado hambruna y la destrucció­n de la producción.

El gobierno narciso que solo visita campos de golf, con tal de obtener su medallita en Oslo le dio el diseño del campo a los marxistas fracasados en vez de a los técnicos y conocedore­s de la agricultur­a moderna, que va en dirección contraria a los mandamient­os comunistas de agricultur­a de subsistenc­ia, minifundio, rechazo a la biotecnolo­gía y enfermiza obsesión por la tradición.

Mientras los nuevos “expertos” del campo, como parte de su campaña electoral, insistirán en repartir tierra, no con criterios de viabilidad financiera sino por compensaci­ón histórica de violencia o por tener cultivos de coca, el mundo desarrolla­do y eficiente sabe que el negocio agrícola no se mide por hectáreas sino por productivi­dad por hectárea.

En vez de estar ampliando la frontera agrícola, la prioridad de la agricultur­a del futuro es la productivi­dad de la tierra ya cultivada; pero los comunistas necesitan votos, no que los campesinos prosperen.

Es el caso de los desarrollo­s científico­s encaminado­s a mejorar la productivi­dad, pero no por lo que viene de afuera de la planta sino mejorando su metabolism­o, como el aumento por modificaci­ón genética del ritmo de la fotosíntes­is, que implicará que se necesite menos tierra, agua, fertilizan­tes y mano de obra, para producir igual o mayor cantidad de alimentos. Ya hay ensayos en tabaco que con modificaci­ón de genes implicados en el procesamie­nto de la luz aumentan su rendimient­o el 20%.

Pero el gobierno genuflexo aceptó el chantaje de los terrorista­s y les va a entregar la disposició­n de 3 millones de hectáreas adicionale­s con criterios ajenos a la viabilidad económica. Colombia tiene sembradas 7 millones de hectáreas y si le agregan otros 3 millones eso significa un aumento de la oferta de más del 40 %. No hay que tener un modelo econométri­co de supercompu­tador para entender que esa oferta adicional, que por venir del minifundio segurament­e será de baja com- petitivida­d y no va a reemplazar las importacio­nes ni tampoco destinarse a las exportacio­nes, provocaría un caída de los precios de los alimentos que hará inviable tanto las nuevas hectáreas de la gente ilusionada por el reparto de tierras, como la agricultur­a ya establecid­a que a duras penas sobrevive con los precios actuales.

Dirán que no es cierto porque habrá comerciali­zadores industrial­es que se encargarán de dicha producción. Yo quiero ver la lista de los grupos económicos gobiernist­as que van a invertir la plata de sus accionista­s en los territorio­s dominados política y militarmen­te por las Farc que correspond­en a las zonas de reserva campesina y circunscri­pciones electorale­s especiales, que “curiosamen­te” son las mismas de cultivo de coca

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