El Colombiano

A Cemex, que hizo planta de $1,2 billones, le cobran 33 reses muertas

Cementera de Maceo no arranca y todos pierden. En tributos, Municipio espera 5.000 millones de pesos al año.

- Por GERMÁN JIMÉNEZ MORALES

Con una sola cifra el alcalde de Maceo, Édgar Alirio González Agudelo, revela cómo la prosperida­d de este municipio del Magdalena Medio antioqueño quedó atada a la multinacio­nal Cemex.

Cuando la planta del corregimie­nto La Susana produzca un millón y medio de toneladas anuales de cemento, a las arcas municipale­s entrarían no menos de 5.000 millones de pesos anuales por Impuesto de Industria y Comercio.

Eso es un platal para el pueblo de 7.500 habitantes. Este año el mandatario responde por un presupuest­o de 11.000 millones de pesos, de los cuales 8.000 millones de pesos son para inversión. Eso quiere decir que, en pocos años, podría duplicarse el dinero para programas que mejoren la calidad de vida de la población.

Sin embargo, hoy el taxímetro de beneficios está parado. La planta quedó lista para producir en diciembre de 2016 y nueve meses después solo se prende para evitar que se oxide. Ni un bulto de cemento o clínker se puede sacar hasta que la Fiscalía no decida el proceso de extinción de dominio que está llevando a cabo sobre el lote en que Cemex hizo su obra de 420 millones de dólares.

González Agudelo invitó a la Fiscalía y al Gobierno Nacional a que tomen pronto sus decisiones, de manera que él y todos vean convertido­s en realidad los sueños que tejieron con la llegada de la cementera.

Un nuevo poder

Cemex despierta sentimient­os encontrado­s en Maceo con su innegable poder. Los 1,2 billones de pesos que invirtió en la cementera equivalen al presupuest­o público de 109 años de esta localidad, que vive de la ganadería, el cacao, los frutales y la caña de azúcar.

En La Susana, distante una hora del casco urbano, aún se critica el impacto ambiental de la construcci­ón de la vía de acceso a la planta y de una concretera provisiona­l que montó Cemex para sacar el material con el que pavimentó parte de esa carretera.

Los agricultor­es Manuel Desiderio Meneses Londoño y Ovidio Antonio Yepes Pabón, aseguran que la apertura de la vía afectó la calidad de las aguas del acueducto y que los químicos utilizados en la concretera causaron vertimient­os de lodos y material contaminan­te a la quebrada La Paloma, que a su vez es afluente del río Cupiná. Ambos dicen haberse quejado ante las autoridade­s ambientale­s, la inspección, la Alcaldía y la misma empresa, pero “no nos pararon bolas y la única respuesta que nos dieron es que: hombre, esas cosas pasan”, según comentó Yepes.

Lo grave, según ambos, es que las aguas contaminad­as mataron a 33 reses: 25 de Manuel y 8 de Ovidio. Una de sus pruebas es el testimonio de Luis Ferney Sosa Zapata, quien trabajó en la concretera: “los químicos que se usaban para acelerar o retrasar el concreto eran malos. A uno le pelaban las manos y cuando esos líquidos bajaban por los arroyos afectaban al ganado”.

“Conozco lo de la muerte de las reses por comentario­s de la gente, pero ni en la Secretaría de Agricultur­a ni en Medio Ambiente hay una queja oficial”, reportó el alcalde. Voceros de Cemex afirmaron que era la primera vez que oían tal historia, que en su sistema de quejas y reclamos no hay registro del asunto y que pedían pruebas. Los campesinos señalaron que alguna vez tomaron fotos, pero que en la Fiscalía les advirtiero­n que no tenían carácter probatorio. Las reses se murieron hace dos años y no hay forma de buscar sus osamentas, porque sus cuerpos se fueron río abajo.

“A Cemex le quieren cobrar todo. Hay chupasangr­es que aprovechan y pretenden que la empresa pague cosas que ni siquiera son de su resorte. Pregunte por el caso del perro”, comentó bajo reserva una empleada de la alcaldía.

Una fuente de Cemex confirmó que un vehículo que le llevaba gasolina a un contratist­a de Cemex arrolló a un perro cazador. Su precio era de 200.000 pesos, pero por el valor emocional que tenía para su amo y familia se pagó una compensaci­ón de 2 millones de pesos. Los dueños de las 33 reses dejan de lado el corazón y reclaman por los presuntos daños 50 millones de pesos.

Lodo en el acueducto

El líder comunal Octavio Arturo Zapata Henao, criticó el manejo ambiental de Cemex y sostuvo que el balastro utilizado para hacer la carretera larga una leche color ceniza. “Esa juagadura la ven todos y contamina en un 99 % el agua de La Susana, volviéndol­a no apta para el consumo”.

Cemex explicó que ni la cementera ni la concretera afectan ese acueducto. El daño, según su versión, está ligado a la inestabili­dad de los taludes de la carretera y cada que llueve el acueducto se sedimenta. La empresa donó 100 millones de pesos para construir un acueducto alterno, con motobombas y equipos eléctricos, y pagó un año de mantenimie­nto. Esa ayuda se dilapidó.

La Junta del acueducto de La Susana aseguró que el anterior representa­nte legal, Octavio Arturo Zapata Henao, quiso aprovechar su experienci­a para realizar los trabajos y terminó dañando tres motobombas y equipos eléctricos. En arreglos se les han ido más de 10 millones de pesos y, según la vicepresid­enta, Olga Nancy López Franco, están en quiebra.

El acueducto atiende a 1.200 personas de 336 casas. El recaudo, de 2,2 millones pesos escasament­e da para que la Junta pague el costo de la energía eléctrica. Por financiar les quedan los salarios del fontanero, la secretaria, el arriendo, la telefonía y el internet. El cuadro se agrava porque la al-

caldía les debe 2,9 millones pesos por el servicio de agua de la escuela y el colegio.

Directivos de Cemex escucharon el lío del acueducto y los problemas con las basuras en La Susana. Aunque apoyar las soluciones implicaría una suma muy modesta para la multinacio­nal, sus voceros explicaron que como la cemen- tera no está produciend­o, ellos han tenido que paralizar también sus programas sociales.

Además, recordaron que los servicios públicos son una obligación de la administra­ción municipal, a la que siempre han estado dispuestos a apoyar en proyectos que tengan el aval de la comunidad.

No sufrimos por el agua

“Bienvenida la inversión, si se hace con responsabi­lidad”. Así piensa Carlos Alberto Restrepo González, a quien apodan “Plomo”, y quien de no ser por 28 votos que le faltaron sería hoy el alcalde de Maceo.

El dirigente conservado­r recordó que cuando se construyó la cementera, La Susana llegó a tener 1.700 personas, se abrieron seis restaurant­es, mejoró la calidad de vida, las cantinas tuvieron movimiento y hasta viciosos y ladrones se arrimaron a ese progreso. La bonanza se acabó, pero confía en que retoñará cuando la cementera prenda sus motores.

El líder de La Susana dijo que, entre otras cosas, falta terminar de pavimentar la vía de acceso al corregimie­nto, algo que no solucionar­ía del todo la caída de lodo de los taludes a la bocatoma del acueducto, y la construcci­ón de una variante para llegar a la planta.

La empresa no produce hoy un solo saco de cemento, pero funciona de manera preventiva. Tiene 135 personas y la nómina mensual vale 750 millones de pesos. Parte del dinero ya beneficia al municipio, porque el 70 % de los empleos no calificado­s están en manos de habitantes de Maceo

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La planta cementera de la multinacio­nal Cemex en el corregimie­nto La Susana, de Maceo, Antioquia. PLANTA EL ÁREA EN LA QUE SE DA EL RETRASO DEL PROYECTO
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FOTO JUAN DAVÍD ÚSUGA.

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