HIZO FALTA UN REBELDE
Al recordar mi adolescencia pienso en las manifestaciones del despertar al mundo, la pérdida de la inocencia, el intento por definirse, por encontrarse frente al mundo que nos rodea y en la propia piel. Pero también pienso en rebeldía y en la lucha a capa y espada de mis padres por aplacarla. Entre castigos y sermones llega un punto en que pareciera que el objetivo principal de un padre es anular la rebeldía de sus hijos. Ciertamente es mi instinto cuando veo los focos incipientes en mis hijos. Pero es aquí donde creo que nos equivocamos. A la larga anular en nuestros hijos la rebeldía es una espada de doble filo.
La rebeldía es un rasgo necesario para enfrentar ciertos retos que nos pone la vida. Hay momentos que nos exigen desconocer la norma, desafiar la autoridad. De allí que los regímenes dictatoriales tengan como objetivo principal anular en las personas el rasgo que las hace conscientes y capaces de violar sus reglas, de actuar y hasta pensar acorde a principios y valores que son fundamento del ser humano libre.
Las grandes gestas, los cambios que nos han proporcionado las transformaciones hacia mejores formas de vida y el desarrollo de sociedades más justas han venido siempre lideradas por hombres que no se conformaron con la norma.
Por otro lado las peores atrocidades de la humanidad las han cometido personas que luego se justificaron bajo la premisa de que tenían que seguir órdenes para sobrevivir. Era gente no muy distinta de nosotros y una de las cosas más aterradoras es pensar que de estar nosotros mismos en posiciones similares tal vez habríamos hecho lo mismo.
Frente a lo ocurrido con el huracán Irma a lo largo del Caribe hemos visto expresiones de lo mejor y lo peor del ser humano. Una de las más inquietantes fue la del grupo de turistas que un barco del hotel Marriot dejó varado en una isla destruida. A pesar de pedir auxilio los dejaron y el barco zarpó rescatando solo a quienes eran huéspedes del Marriot. Frente al revuelo mediático la gerencia culpa al puerto y las autoridades de la isla. Pero al final el caso es que esa gente la dejaron, el resto son detalles.
Más allá de quién dio la orden el caso es que ese era un momento que ameritaba rebeldía y desafío. Al no hacerlo, por más órdenes que hayan seguido, le fallaron a la humanidad, la de ellos, la de todos. Es triste ver el daño que se hace al ser sumiso, y que nadie haya sido capaz de plantarse frente a lo humano, de asumir el costo incluso cuando lo que está en juego son vidas. Allí hacía falta un rebelde. Por eso es que la rebeldía, tan menospreciada, tan temida, tiene también un aspecto positivo y es necesaria. Nos da miedo, porque un hombre libre es muy difícil de detener. Pero por eso mismo más que anular los instintos de libertad tenemos que enseñar a aplicarla con principios y valores. Llegará el día en que lo correcto para nuestros hijos será que se rebelen. Así de complejo es enseñarlos a vivir
Entre castigos y sermones llega un punto en que pareciera que el objetivo principal de un padre es anular la rebeldía de sus hijos.