El Colombiano

Beber en exceso sí tiene efectos en el cerebro

- Por AGENCIA SINC

Así lo explica un estudio que se hizo en España con jóvenes universita­rios. Aunque todavía se necesita seguir haciendo análisis, la conclusión es que la afectación es mayor para los adolescent­es.

Esa primera copa de aguardient­e duele en la garganta, no la segunda ni la tercera. Ninguna de ahí para allá. Beber, sin embargo, sí le duele al cerebro.

Científico­s de la Universida­d de Santiago de Compostela (USC) y de do Minho (Portugal) han estudiado la actividad cerebral de jóvenes universita­rios que beben en exceso en España y han encontrado modificaci­ones en la actividad cerebral, lo que puede indicar un retraso en el desarrollo de este órgano y un signo temprano de daño cerebral.

El consumo intensivo de alcohol es común a esa edad. Esta compulsión está definida como beber cinco o más bebidas para los hombres y cuatro o más para las mujeres en un periodo de dos horas, lo que según los datos no es mucho para un gran porcentaje de universita­rios.

En la última década, varios estudios neuropsico­lógicos y neurofunci­onales apuntan a que estos jóvenes presentan

un peor rendimient­o en algunas tareas, especialme­nte de memoria verbal y de control inhibitori­o, así como anomalías en la actividad cerebral asociada a estos mismos procesos en comparació­n con un grupo de control de jóvenes (con poco o ningún consumo de alcohol).

“Muchos estudios han evaluado los efectos del consumo excesivo de alcohol en adultos jóvenes durante diferentes tareas que involucran atención o memoria de trabajo”, explica Eduardo López-

Caneda, de la Universida­d del Minho en Portugal.

“Sin embargo, poco se sabe sobre si el cerebro de estos binge drinkers (BDs) muestra diferencia­s cuando están en reposo y no se concentran en

una actividad”, añade.

Los jóvenes que bebían en exceso presentaro­n medidas más altas de parámetros electrofis­iológicos específico­s en el cerebro.

Esto es precisamen­te lo que se plantea el actual trabajo, publicado en Frontiers in Behavioral Neuroscien­ce.

López-Caneda y el resto del equipo reclutaron estudiante­s de primer año de la universida­d gallega y les pidieron que completara­n un cuestionar­io sobre sus hábitos de consumo.

Los científico­s evaluaron

la actividad eléctrica de ellos en diversas regiones cerebrales. “Los jóvenes BDs presentaba­n, en comparació­n con los controles, una actividad cerebral alterada en reposo”, señala el especialis­ta.

Así, presentaro­n medidas significat­ivamente más altas de parámetros electrofis­iológicos específico­s, conocidos como oscilacion­es beta y teta, tanto en el lóbulo temporal derecho y la corteza occipital bilateral (ver Radiografí­a).

Mientras hace sonar las copas, el cerebro sufre

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