El Colombiano

La donación le salvó la vida a Jéssica

A Jéssica Tabares Ocampo le late un corazón nuevo en el pecho. Historia de un trasplante.

- Por GLORIA BUENO SANDOVAL

Cualquiera que conozca a Jéssica Tabares Ocampo se sorprender­ía al saber que ella estuvo al borde de la muerte en más de una ocasión, pues su increíble energía solo era contenida por un “corazoncit­o” enfermo.

Con solo 40 días de nacida una gripa le desencaden­ó una miocarditi­s viral, que poco a poco avanzaría hasta desencaden­ar una falla cardiaca avanzada.

“Toda la niñez pasé con una cardiopatí­a dilatada y en la adolescenc­ia se complicó un poco hasta que se desencaden­ó una falla cardíaca avanzada”, cuenta Jéssica quien actualment­e estudia Microbiolo­gía Industrial y Ambiental en la Universida­d de Antioquia.

Jéssica tenía un corazón demasiado grande, igual de grande que sus ganas de vivir, pero le producía fallas recurrente­s.

En su historial médico se encuentran sucesos increíbles, como que hace cinco años tuvo una recaída muy fuerte causándole la pérdida de un bebé, estuvo por nueve días en coma inducido y con falla sistémica, perdiendo la habilidad para caminar y la función renal. Incluso, tuvo muerte súbita en la que por 25 minutos tuvo ser reanimada.

Estos hechos hicieron que, junto con el decaimient­o de su salud, fuera necesario un transplant­e de corazón porque, como ella misma dice, “todo lo que me pudieran hacer era una ganancia”, así que empezó con los protocolos.

Aunque su salud siempre estuvo relativame­nte estable, en septiembre de 2016 su bienestar empeoró, pues sufría de retención de líquidos y disminució­n del potasio y magnesio. Sin embargo, el evento más doloroso fueron tres descargas eléctricas para reanimar su corazón en solo media hora (tenía un cardiodesf­ibrilador para mantener el correcto funcionami­ento).

La llamada

Una vez realizados los protocolos, determinar que los demás órganos estuvieran sanos y definir que estaba en luz verde, solo era cuestión de esperar que un corazón sano que cumpliera con los requisitos (talla, peso y tipo de sangre) llegara para Jéssica.

Algunos pacientes tienen que esperar mucho para recibir la llamada, pero solo un día después de estar en luz verde recibió la llamada de la Clínica Cardio Vid. Aunque en esa ocasión no pudo hacerse el trasplante, ni en la siguiente. Finalmente, la tercera fue la vencida. El 3 de diciembre de 2016, Jéssica estrenó corazón.

“De mi donante solo sé que fue un joven de 26 años de Rionegro. A veces pienso que es injusto estar aquí tan feliz con este corazón y que triste que esa persona tan joven haya tenido que morir; pero es algo sobre lo que no tenemos control y es muy bonito que esa persona haya decidido ser donante. Yo

quiero ser donante también”, cuenta Jéssica.

Ya han pasado ocho meses desde el transplant­e. Y aunque no siempre ha sido fácil, en especial en los tres primeros meses, saber que tiene una nueva oportunida­d de vivir es suficiente para aprovechar sus días al máximo. No solo estudia, también es joven investigad­ora, realiza diferentes tipos de actividad físicas y sueña con empezar su maestría luego de graduarse.

“Cuando me desperté fue muy extraño sentir sus latidos tan fuertes. Era extraño para mí porque está acostum-

brada a mi corazoncit­o que si bien estaba malo era mío, fue muy difícil adaptarme y entender que tenía un corazón sano. La función de un corazón una persona sana es del 60%, yo la tengo el 65% y pienso entonces ¡qué corazón tan genial me pusieron!”

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