Hay que poner en cintura a las constructoras
“El principal problema del municipio es el ordenamiento territorial, que más bien se podría llamar desordenamiento territorial. Las deudas que tiene la administración con los habitantes nativos son enormes. Los planes de urbanización y expansión en Sabaneta han terminado por desplazar lo rural, a las familias tradicionales, y ese crecimiento desbordado que no ha tenido un efectivo control está afectando en todos los sentidos al territorio. La vigilancia para los constructores es escasa. Las firmas hacen lo que quieren en el municipio; se les solicita unos requerimientos, sí, pero estos están desarticulados con el tema ambiental. Cuando inician proyectos se estropean acueductos veredales, se les ponen filtros, se desvían las fuentes hídricas. Hace falta poner en cintura a los constructores. En el tema de movilidad, aunque se reconoce que el Municipio ha hecho un esfuerzo por aliviarla, como este problema también es efecto del crecimiento urbano desbordado, podemos ver unas vías que colapsan en las horas pico. En el tema de seguridad hemos percibido un deterioro. Se ven atracos en el perímetro urbano y rural, que también es producto de la conectividad que tenemos con el resto del área metropolitana, por las nuevas estaciones del metro, y las rutas de buses, pero que es un tema al que se le debe poner atención, porque Sabaneta era un municipio relativamente tranquilo. Creo que el reto de esta administración, y las que vengan más adelante, es pensar en ganar espacios para que la comunidad pueda disfrutar de ellos. Sabaneta perdió identidad. Ahora pueden ver casas antiguas atrapadas en medio de dos grandes torres de apartamentos. Y eso también traerá consecuencias sobre el suelo, sobre el que hemos advertido. Al municipio no le alcanzan más carros y edificios, la presión sobre la cuenca de La Doctora es tan grave, que un desprendimiento podría borrar del mapa gran parte del perímetro urbano”.