BIENVENIDA A REFUGIADOS DEBERÍA ESTAR RESUELTA
Muchos americanos, y el mismo gobierno americano, han expresado Many Americans, and the American government itself, expresado su conmoción por el trato dado a los musulmanes rohingyas en Myanmar. La administración de Trump también ha dicho que está preocupada por las minorías religiosas persegui- das en el Medio Oriente. Por su parte el presidente ha dicho que quiere defender los derechos de los oponentes del régimen de Castro en Cuba.
Sin embargo todas estas protestas serán en vano si, a medida que se aproxima la fecha límite para que la Casa Blanca tome su decisión sobre el número de refugiados que serán admitidos el año entrante, la administración decide diezmar el programa de reasentamiento de refugiados de Estados Unidos. En juego no están solo las vidas de decenas de miles de víctimas de guerra y persecución que sueñan con empezar su vida de nuevo en Estados Unidos; también lo están los valores americanos, la reputación de Estados Unidos y los intereses americanos en todo el mundo.
Cada año, el presidente decide un número de refugiados para admitir. Desde el Acta de Refugiados de 1980, el tope promedio anual de admisiones bajo presidentes tanto republicanos como demócratas ha sobrepasado los 95.000. Para el año fiscal 2017, el Presidente Barack Obama decidió que el número debería ser 110.000, en el contexto de una población mundial de refugia- dos que asciende a unos 22,5 millones. Las dos órdenes ejecutivas del presidente Trump de “prohibición de viajar” ya tenían la intención de reducir el número de 2017 en más del 50 por ciento.
Ahora se espera una decisión para el número para el año fiscal 2018. Por dentro de la administración, hay un debate entre hechos y ficción.
El hecho es que la investigación para ingresar a los Estados Unidos como refugiado es más dura que para cualquier otro medio de llegada. Ninguno de los tres millones de refugiados que han entrado a Estados Unidos desde 1980 ha cometido un acto letal de terror en suelo americano. El Cato Institute ha calculado que un residente de los Estados Unidos tiene una probabilidad de 1 en 3.64 mil millones de ser asesinado por un refugiado.
Mientras tanto, unos 60.000 iraquíes que han apoyado a las fuerzas militares americanas y el esfuerzo diplomático en Irak -como intérpretes, por ejemplo- están esperando para saber si la promesa de paso seguro a los Estados Unidos será honrada.
Para poner el número re- ducido de admisiones que permitirá la administración Trump para 2018 en un contexto más amplio, el rey de Jordania, un aliado americano, ha dicho que su país de unos 9,5 millones de habitantes está en un punto crítico, con 650.000 refugiados registrados y, según algunos cálculos, el mismo número sin registrar. El año pasado Estados Unidos ayudó a reasentar a más de 19.000 de los sirios más vulnerables de Jordania. Además de aliviar la presión allá, esto contrarrestó crucialmente la narración del Estado islámico de que América nunca ofrecerá dignidad a los musulmanes.
Algunos hechos más. Proporcionar refugio no es cari- dad: investigadores han encontrado que a través de un período de 20 años, aquellos que fueron admitidos en los Estados Unidos como refugiados entre las edades de 18 y 45 años (y más de la mitad de los refugiados son menores de 18 años) pagarán US$21.000 más en impuestos de lo que recibirán en beneficios.
El liderazgo americano es parte vital de la historia. En este momento del año pasado, la respuesta de la administración Obama a la crisis de refugiados llevó a que las naciones acaudaladas duplicaran sus promesas para admitir a refugiados. Este año, el retiro de América de sus compromisos ha contribuido a una caída de casi 60 por ciento en el total mundial de reasentamiento en lo que va del año.
La pregunta es si a la administración Trump le importan los hechos. Porque la ficción tiene sus apoyantes. La ficción de que las investigaciones son hechas por las Naciones Unidas, no por los Estados Unidos. Que los refugiados son migrantes económicos disfrazados. Que Estados Unidos tiene una participación injusta en la carga mundial
Este año, el retiro de EE. UU. de sus compromisos ha contribuido a una caída de casi el 60 por ciento en el total mundial de reasentamiento.