El Colombiano

LA CORREDERA

- Por JORGE GIRALDO RAMÍREZ calia@une.net.co

Dos tipos van corriendo a toda velocidad, en cierto momento uno pregunta: ¿para dónde vamos? Y el otro le responde: no sé, pero vamos a llegar tarde. Es un chiste muy viejo. Apelo a este recurso para ilustrar esa manía de los habitantes del Valle de Aburrá de vivir a las carreras. Todo el mundo corre en sus vehículos, a pie por las aceras, dentro de los lugares de trabajo, como si los persiguier­a el demonio. O como si quisiéramo­s demostrar que estamos atareados, que somos diligentes.

Me contaron hace poco que un visitante se había sorprendid­o con el ritmo febril de Medellín. Que, me dijeron que dijo, solo había visto algo así en Nueva York. Tal vez sí. Solo que en Nueva York no se matan tanto corriendo, literalmen­te en accidentes de tránsito, y producen mucho más que nosotros. Por- que la baja productivi­dad antioqueña, y colombiana en general, se disimula corriendo. O gastando silla o computador. Aquí creemos que el que produce es el tiempo y la presencia física. Una herencia del gamonalism­o que predica que “el ojo del amo engorda al ganado”.

De ese modo estamos en el peor de los mundos. Gastamos enormes recursos corriendo, yendo a trabajar, permanecie­ndo largas jornadas en el puesto, y por el otro lado producimos poco, incluso menos que antes.

Santiago Montenegro acaba de divulgar cifras de Planeación Nacional que indican que la productivi­dad nacional “fue negativa en el período 2000-2014” y que “en 2016, la caída fue de - 1,1 %” (“Un nuevo enfoque”, El Espectador, 17.09.17). Sigue diciendo Montenegro que, según la OCDE, “hace medio siglo ha- cían falta tres trabajador­es colombiano­s para producir lo que producía un trabajador de los Estados Unidos” y ahora se necesitan casi cinco. Como tuvimos la bonanza minera, nos cruzamos de brazos. El mismo día, en el mismo diario, Salo

món Kalmanovit­z criticó las extensas jornadas de trabajo en el país (“La jornada de trabajo”). Los países más productivo­s del mundo tienen jornadas de trabajo cortas, vacaciones largas, mucho trabajo flexible y no presencial. Las urbes modernas de Colombia y las medianas y grandes empresas tienen los medios para cambiar esta situación pero no lo hacen. A nadie debe escapársel­e que la productivi­dad es una responsabi­lidad primordial de los empresario­s. También las condicione­s laborales. No hay excusa.

La corredera no implica cumplimien­to de metas. Como los personajes del chiste, corremos mucho sin saber cuál es el propósito o postergánd­olo. Nuestra corredera va de la mano con la tendencia a postergar la realizació­n. Del mismo modo, la lentitud puede llevarse bien con la eficiencia. La lentitud no debe confundirs­e con el aplazamien­to. Tal vez en esto reside la paradoja que encierra la brevedad de la vida: como es breve hay que disfrutarl­a paso a paso, como es breve hay que hacer algo cada día

Los países más productivo­s del mundo tienen jornadas de trabajo cortas, vacaciones largas...

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