EN HONOR A LA VERDAD
Uno de los principios básicos del periodismo consiste en que cuando se señalan responsabilidades, errores o irregularidades sobre una persona o institución resulta de elemental equilibrio consultar la defensa y las explicaciones del involucrado. En periodismo informativo, sí, podrán decir los más puristas. En periodismo de opinión, la libertad de expresión es norma absoluta.
Comparto, por ejemplo, las apreciaciones de Fidel Cano, director de El Espectador, con quien conversaba hace poco sobre este oficio: “El buen periodismo necesita un cierto equilibrio. (...) Uno tiene principios básicos: darles oportunidad a todas las voces y que el periodismo permita debates con mayor altura y reflexiones. (...) Nunca le diría a nadie qué es lo que tiene que decir, o no, en una columna”.
Como la búsqueda de la verdad es otra meta fundamental del periodismo, y el rigor es un camino que lleva a ella, quiero disentir de una opinión emitida esta semana según la cual este periódico, en la edición del domingo pasado, tuvo detrás el interés oscuro de construir un “discurso informativo del miedo”, mediante una entrevista al ex presidente Andrés Pastrana y un editorial sobre el auge del delito del “fleteo” en Medellín.
Hace poco asumí de nuevo la tarea de cuidar, de curar, las ediciones de domingo de este diario. En el Comité de Dirección participo cada día. Aunque carezco totalmente de cercanía o admiración por Andrés Pas
trana, consideré que su entre- vista tenía respuestas polémicas y de interés de primera página sobre el necesario debate que debe darse en un país que desea reinventarse. En un círculo inmediato de lectores, verbigracia, hubo quienes la pasaron de largo y otros que la consideraron una buena entrevista.
Hablar de pluralidad resulta un adorno. Es un asunto cuantitativo, de número. Uno puede alimentar un texto periodístico con diez fuentes, pero si todas piensan lo mismo, el favor de análisis e interpretación que se les hace a los lectores es flaco, pobre. Es clave, sí, hablar de diversidad de fuentes: ahí la intención es cualitativa, de calidades y calibres diferentes. Se ofrecen puntos de vista diversos, matices, amplitud.
Se propuso el tema de los “fleteos” como editorial, porque he sido testigo de tres en el último año y porque cada día recibimos la queja de alguien más atracado en las calles por pillos en motocicleta. Es un asunto de conversación cotidiana que afecta a la gente. De lo que debe escribir un periódico conectado con su audiencia y su entorno.
Que falten más columnistas que piensen distinto a tres presidenciables que tenemos es recomendación pertinente, pero decir que pretendemos formar opinión y crear ambientes calculados para que aparezcan mesías y caudillos salvadores, o sugerir que en esta casa los principios innegociables del periodismo bordean su final, distorsiona la realidad. De ser así, lejos estaría de permitirme este artículo, que por supuesto es uno más en esa diversidad que buscamos defender y alentar