VOLVER A COMENZAR Y REPETIR EL PROCESO
Uno de los grandes cuellos de botella que posee la sociedad colombiana para enfrentar los retos del cambio climático es la falta de información pertinente y real en los territorios. No es lo mismo tener un mapa que generalice las condiciones de lluvias en el departamento de Antioquia o en el municipio de Jéricó a las verdaderas lluvias o crecientes de mi cuadra.
Prevenir las repetidas avalanchas, inundaciones y deslizamientos sobre nuestros barrios en la llegada de esta temporada de lluvias, la más fuerte del año, y que hasta ahora comienza, deberá ser la prioridad de cualquier dirigente nacional, departamental y municipal. Todos los años esta temporada comienza a mediados de septiembre hasta mediados de noviembre. Si esto lo sabemos con anterioridad ¿por qué todavía existen en el país víctimas o desplazados del agua?
Los colombianos estamos vinculados naturalmente a un entorno biofi sico, social, politico, economico y cultural, y del cual desconocemos sus bienes y servicios. Desconocemos las oportunidades económicas que la vocación del suelo puede ofrecer, y más aún desconocemos sus amenazas, vulnerabilidades y riesgos. Es decir, a los colombianos nos falta territorio. Nos falta reconocer el terreno o lugar concreto donde vivimos atados o relacionados por vínculos de familia, y que deberíamos defender frente a la invasión de otros congeneres.
Es obvio que el pedazo de terreno deberá ser planificado para satisfacer las necesidades más básicas, como los alimentos, agua potable o la energía, pero también para evitar que estos servicios se conviertan en una amenaza y no en un bien. La planificación ambiental territorial deberá ser, por lo tanto, un proceso dinámico que permita realizar los ajustes más escenciales que deje aprovechar las oportunidades de este lugar o que reduzca los riesgos a los que permanentemente nuestra sociedad está expuesta.
El ideal de un territorio ordenado es que pueda orientar de manera coordinada el manejo, administracion y aprovechamiento de los recursos naturales renovables y no renovables, para contribuir desde el componente ambiental a la consolidacion de alternativas de desarrollo sostenible en el corto, mediano y largo plazo, acordes con las caracteristicas y dina micas biofi sicas, economicas, sociales y culturales.
La planificacion ambiental territorial deberá incorporar procesos de ordenamiento y de desarrollo integral a una escala asertiva que permita que el aire que respiramos sea el más limpio, que el agua que bebamos sea la más potable o que la casa donde vivamos sea la más segura.
Para que nuestros nuevos dirigentes pasen a la historia como los únicos que han podido implementar instrumentos de planificación ambiental eficientes, recomiendo las siguientes actividades: diseñar políticas integrales únicas para su gente y su propio territorio basado en mecanismos de comando y control, y acompañados de instrumentos voluntarios colectivos. Hacer el esfuerzo por identificar y zonificar sus recursos naturales renovables y no renovables escala 1: 5.000. Identificar y zonificar los usos potenciales de las actividades económicas más viables 1: 5000. Identificar las dinámicas resultantes como potenciales amenazas u oportunidades. Definir planes de negocios y de mercado reales para esos nuevos productos. Construir acuerdos de largo plazo que garanticen la financiación de las metas de calidad y usos de los territorios con actores locales, regionales y nacionales. Montar un sistema de monitoreo y vigilancia permanente. Garantizar el análisis y las conclusiones. Reportar, comunicar y visibilizar los resultados. Promover su réplica. Volver a la revisar metas, normas e instrumentos y ajustar lo pertinente. Volver a comenzar y repetir el proceso.
Aunque la falta de información a escala local sobre el estado actual de los recursos naturales renovables como el agua, desde su exceso o déficit, no permite planificar actualmente su cuadra o los usos mas viables, los acuerdos con todos los actores del territorio y fuera de este, así como el resto de actividades relacionadas con la identificación y zonificación del terreno de sus elementos vitales preexistentes, definirán el camino que hace tanto nuestros habitantes buscan, la sostenibilidad