El Colombiano

El arte de conversar con fantasmas

Martín Nova publica un libro sobre los últimos cincuenta años del arte en Colombia.

- Por MÓNICA QUINTERO RESTREPO

Es la primera entrevista de Martín Nova. Formal, por lo menos. Es una tarde de viernes de 2014 en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. Gloria Zea, la entonces directora del museo por casi medio siglo, lo espera. Lleva papel, grabadora y un cuestionar­io.

Le explica que es la primera conversaci­ón de este estilo que hace en su vida, que quiere hacer un libro, así empieza. Habla del ayer, de que el arte contemporá­neo le debe mucho a lo que hay atrás, y que tal vez no hay memoria, esa es su primera pregunta. “Obvio –responde ella–, la gente ignora lo que hay atrás. La caracterís­tica de Colombia es que es un país sin memoria. Nadie se acuerda de lo que pasó y todo desaparece. Y lo que pasó antes es la base, es la semilla, es el inicio”.

Esa es la primera entrevista de 32 que hizo Martín para Conversaci­ones con el fantasma. Fue a personajes del arte, entre curadores, artistas, gestores y críticos. Él, que es administra­dor de empresas de la Universida­d de los Andes, se especializ­ó en mercadeo estratégic­o, realizó un Executive MBA, trabajó en Nielsen Colombia y ahora es vicepresid­ente de mercado del grupo Éxito, que no tiene mucho tiempo libre y se pasa varias horas a la semana en un avión, escribió este libro, que es también un homenaje a su abuelo, Leonel Estrada.

–Después de Gloria yo digo, no soy periodista, pero este es un primer paso –cuenta Martín, un martes de 2017, en su oficina en el Éxito de Envigado–. No fue el mejor, pero fue el primero. No ser periodista ni ser del mundo del arte en vez de ser problema fue un beneficio, porque yo llegué a las entrevista­s con curiosidad, me preparé, conocía a los personajes, entonces había confianza, y ellos estaban sin el temor de que soy periodista o del mundo del arte. Eso termina siendo bueno porque es alguien externo, imparcial, despreveni­do, que llega a preguntarl­es con interés real. Yo este libro no lo hice ni por trabajo ni por un tema económico. Lo hice porque quería, me gusta el arte y aprender.

–¿Cómo se preparó? –le pregunto, en esta conversaci­ón

–Yo a muchos los conocía y eso ayudó porque ya existía un saber previo. También investigué a profundida­d su vida, qué habían hecho, exposicion­es, su rol en el arte, cuántos años en el tema. Si habían escrito los leía y preguntaba a algunas personas cercanas temas puntuales que podrían ser interesant­es.

–Le preocupaba que no tenía mucho tiempo, ¿qué tanto escribió en el avión?

–Leo en los vuelos casi un libro por semana. Esto se escribió en el tiempo libre. Uno tiene que escoger a qué lo dedica, y mientras unos están montando bicicleta, subiendo Palmas, yo estoy escribiend­o y pintando. El trabajo es lo que más tiempo me demanda y es a lo que más tiempo le dedico, pero para mí estos son temas que me sacan de la rutina y el arte finalmente es para eso. Lo bonito es que me pone a pensar cosas distintas. Pienso que al final el trabajo que yo hago, el de los ejecutivos, tiene que alimentars­e de otras cosas.

Recordar

Desde la oficina de Martín se ve la avenida Las Vegas, en Envigado. En Conversaci­ones con el fantasma, además de arte, reflexiona sobre la ciudad, el medio ambiente, la vida misma. Detrás de su escritorio hay una obra de Germán Londoño. Desde niño se encantó por el arte, quizá por su abuelo Leonel, el hombre que creó las famosas Bienales de Coltejer, que pintaba y escribía poemas.

Acá no ha pasado nada/ no ha sucedido nada/ solo que yo he muerto/ y todo sigue igual, escribió Leonel años antes de morir. Martín, en el inicio del libro recuerda sus épocas de niño, su relación con el arte, con su abuelo –o Lolel, como le decía–, y María Helena Uribe, su abuela, igual muy importante para las letras de la ciudad. A veces se acuerda de algún poema o texto, y entonces lo suelta en las páginas, como esa carta de ella a su esposo: “Te dije que no hablaría de amor porque cuando uno quiere tanto se vuelven hasta ridículas las palabras”.

–El libro es un homenaje a su abuelo. ¿Qué Leonel conoció conversand­o?

–El interés era preguntar por el Leonel gestor, así nace el libro, pero en la entrevista número cuatro el foco cambió. No es sobre él, sino sobre el arte en Colombia. Yo lo que sí logro es entender muchas cosas de Leonel a través de respuestas que no son sobre él. Con el libro entiendo mucho, y me respondo por qué Leonel vivió para el arte y no del arte. Aunque era su amor y su pasión, nunca dejó su carrera de ortodoncis­ta.

Martín escribió: “El cuarto tenía en la parte de atrás un patio o jardín cerrado donde mi abuelo tuvo sus consultas de odontologí­a en esos últi-

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia