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Merkel, en Alemania hasta el 2021, pero el populismo volvió
Amaneció lluvioso en Berlín, en un domingo electoral marcado por la llegada de la extrema derecha al Parlamento alemán por primera vez desde el fin del nazismo. La ciudad estaba preparada para una masiva maratón internacional, la más rápida del mundo, a pesar de esa tranquilidad del alma alemana. Desde esa perspectiva moderada podríamos comprender cómo Angela Merkel fue nuevamente la mas votada en las elecciones, aunque opacada por el temor al crecimiento vertiginoso de la extrema derecha.
“Sismo electoral”, resumía el diario Bild, apuntando que, con el 32,9% de los votos recabados, la CDU-CSU había registrado “su peor resultado desde 1949” y el nacimiento de la República Federal; que los socialdemócratas del SPD (20,8%) “obtuvieron su peor resultado de todos los tiempos”; mientras que los ultraderechistas del AfD (13%) se imponían como “tercera fuerza”.
La historia moderna de Alemania está marcada por gobiernos de dos colores. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, solo Konrad Adenauer, en 1957, consiguió una mayoría absoluta que abrió las puertas a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) para gobernar en solitario. En todos los otros casos, el partido mayoritario ha necesitado una muleta para gobernar. “Aquí el bipartidismo siempre está en buena forma”, explicó el politólogo Ulrich von Alemann.
Mientras los cientos de seguidores reunidos en la histórica Konrad-Adenauer-Haus de Berlín contenían el aliento frente a los regulares resultados, en la sede de Alternativa para Alemania (AfD) el ambiente era diametralmente opuesto. Sonrisas, cánticos y un mensaje claro: la ultraderecha ha vuelto. La euforia tiene su razón. Con un 13% de los votos, esta formación nacida hace cuatro años irrumpe en el Parlamento con el mejor resultado obtenido por un partido nuevo en la era de posguerra.
Los alemanes optaron por la continuidad, pero nada será igual para Merkel. Ahora, tras haber sido abucheada en campaña por militantes de AfD, tendrá que lidiar con diputados del partido ultraderechista en el Bundestag (Parlamento). La canciller admitió que hubiera deseado “un resultado mejor”, pero tendrá que luchar por formar una renovada coalición de gobierno de la que se han desmarcado los socialistas