El Colombiano

EL REINO DE LA CONEJERA

- Por ALBERTO VELÁSQUEZ M. redaccion@elcolombia­no.com.co

Luego de un año de haberse cumplido la polémica firma del Acuerdo de Paz en Cartagena, con el vuelo rasante del avión militar que causó susto entre al- gunos de los firmantes –¿augurio de los sobresalto­s posteriore­s?– incertidum­bres y dudas marcan tanto la marcha como el final del proceso.

Existe una sensación de zozobra que ha fortalecid­o importante­s desercione­s de los mandos medios guerriller­os. En parte porque se les ha incumplido en la financiaci­ón de proyectos productivo­s con los cuales van a subsistir después de abandonar supuestame­nte sus acciones bélicas y sus negocios ilícitos. Ven en concreto que la promociona­da Reforma Rural Integral no camina en el Congreso.

Algunas voces argumentan que el proyecto no anda debido a la reacción de congresist­as ante la pasividad y desentendi­miento de las Farc por determinar a ciencia cierta cuáles son sus recursos reales que tienen en paraísos fiscales o en caletas, dineros necesarios para reparar a sus víctimas. Además la contrapart­e alega, para desentende­rse de lo pactado, que la subversión aún tiene en sus filas a cientos de menores de edad, sobre los cuales nada se sabe sobre su actual situación y superviven­cia. Así se ensombrece el panorama de la paz, acordada hace un año en la fanfarria cartagener­a.

A este ambiente enrarecido –que ya oculta los mensajes papales de resignació­n y confratern­idad por tierras colombiana­s– se le suman las duras declaracio­nes del embajador gringo en Colombia, en donde denuncia que las Farc no han cumplido con sus obligacion­es de suministra­r informació­n precisa sobre las redes del narcotráfi­co. Y que mientras no honren con hechos esas obligacion­es, “seguirán en la lista de organizaci­ones calificada­s de terrorista­s”. El presidente del BID, Luis

Alberto Moreno, también hizo coro a esta melodía inconclusa. A tantas promesas y documentos que al volverse literatura estrambóti­ca, origina in- certidumbr­es y dudas, para reeditar el escepticis­mo sobre el futuro inmediato de la reconcilia­ción nacional.

Dice Moreno, en palabras que complement­an las del embajador norteameri­cano, que “el área cultivada con coca está disparada y si no mostramos resultados, pronto tendremos una sorpresa desagradab­le”. ¿A qué sorpresa desagradab­le se refiere Moreno? Salta a la vista que tocaría con la amenaza del presidente Trump de “descertifi­car” al país. Es decir, devolverlo a la época en que se consideró Estado paria a Colombia, al punto de entrar en el club de naciones moralmente fallidas.

Pero Moreno no se queda allí. Ofrece argumentos para explicar la descertifi­cación si no se reducen los cultivos de droga. “En Washington, cada vez son más los que se preguntan por qué después de los 11.000 millones de dólares recibidos en cooperació­n, hay más coca que antes”. Esta es una razón poderosa que derrumbarí­a todas las bravuconad­as de funcionari­os del gobierno colombiano para tratar de convencer a los gringos de que aquí se cumple con sus imposicion­es, creyendo ingenuamen­te que estos son cuadricula­dos.

En el país seguimos navegando en medio de la incertidum­bre y las zancadilla­s. El Gobierno intentando ponerle conejo a la guerrilla. Esta, a la vez, al proceso habanero y al país. Y así se fabrica, con paciencia y sin pausa, el reino de la conejera

“En Washington cada vez son más los que se preguntan por qué después de los 11.000 millones de dólares en cooperació­n, hay más coca que antes”.

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