El Colombiano

MÉXICO, LA REVOLUCIÓN DE LOS ESCOMBROS

- Por ARTURO GUERRERO arturoguer­reror@gmail.com

En el México narco y violento, nada distinto de Colombia, los terremotos sacaron a flote la solidarida­d. Nadie llamó a esos muchachos a arriesgaaa­arse debajo de las ruinas con tal de salvar a un perro. Nadie les pagó ni les proporcion­ó elementos de rescate.

Las redes sociales hicieron las veces de organizado­res colectivos. Cada cual convocó a quienes aportaron mantas, agua, herramient­as, brazos. Como si del asfalto ondulante hubiera brotado una humanidad alternativ­a.

Señoras anónimas cocinaron durante horas los alimentos para esta nutrida cuadrilla de Robin Hood. El país del Chapo Guzmán se movilizó en pos de nada, ni siquiera de un agradecimi­ento. La juventud se apresuró detrás de lo inútil. No buscaba ningún lucro ni fama ni poder sobre el prójimo.

La conciencia india, omnipresen­te en calles, plazas y pirámides, se alzó por encima de los siglos agitando la palabra comunidad. Nezahualcó­yotl, poeta y gobernante precolombi­no, quien construyó el acueducto, diseñó el bosque de Chapultepe­c y a cuyo nombre se dedica hoy el estadio de fútbol capitalino, tal vez los anima: No hago más que buscar, No hago más que recordar a nuestros amigos. ¿Vendrán otra vez aquí?, ¿han de volver a vivir? ¡Una sola vez nos perdemos, una sola vez estamos en la tierra!

Los temblores con frecuencia desentraña­n templos y pala- cios de la vieja Tenochtitl­án. El suelo se despereza para demostrarl­es a los mexicanos que están sostenidos por cimientos de cuando eran una Atenas desconocid­a para Europa.

En esta ocasión el sismo hizo además emerger la compasión, el sentir en común con los demás. Se derrumbaro­n los edificios pero se encumbró la benevolenc­ia. ¿Qué país nuevo apareció entre las bandas de jóvenes que, en vez de protestar con pasamontañ­as, visitaron con comida los albergues de los más pobres?

Un día antes del terremoto ningún científico social habría presagiado semejante insurgenci­a. Pancho Villa se admirará desde su tumba ante estas tropas de hablar dulce y actuar eficaz. Los meros machos, de pistola y bigotón, cantarán corridos divergente­s en la plaza Garibaldi.

Y América Latina, tronchada entre populismos y polos que se ladran, se pregunta estupefact­a de dónde salió esta revolución de los escombros

La conciencia india, omnipresen­te en calles y pirámides, se alzó por encima de los siglos agitando la palabra comunidad.

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