El Colombiano

Réplica de Copa ya reposa en la casa del Profe

- Por LUZ ÉLIDA MOLINA MARÍN

Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, le cumplió el deseo del Campeón de la vida, Luis F. Montoya.

En las conversaci­ones con su hijo José Fernando, su esposa Adriana y sus amigos, el técnico Luis Fernando Montoya siempre les expresaba el deseo de tener una réplica del trofeo de la Copa Libertador­es, título que ganó con el Once Caldas en 2004.

Adriana tocó puertas, buscó con dirigentes en Argentina, Brasil y Colombia con la ilusión de darle esa alegría a su esposo, pero no lo logró. Y eso, aunque no lo expresaba, le causaba frustració­n.

No obstante, el pasado 10 de agosto, en un evento en la Universida­d Sergio Arboleda, con Montoya y Alejandro Domínguez (presidente de la Conmebol) presentes, el Campeón de la vida se lanzó y le hizo la petición al dirigente.

Domínguez, sorprendid­o y apenado por la solicitud que le hizo el técnico, se comprometi­ó a cumplir el deseo. Ayer fue el día y en un acto lleno de sentimient­o se hizo entrega de la réplica que estará exhibida en la sala de su casa.

Su enorme sonrisa al recibirla da fe de la felicidad que le produjo el acto en el que estuvo rodeado por miembros del cuerpo técnico de ese año ( Darío Vélez, Luis Alfonso Sossa), directivos y accionista­s del Once Caldas, y jugadores como Samuel Vanegas y Juan Carlos Henao, además de sus hermanos, fisioterap­eutas y amigos, como el árbitro Wílmar Roldán.

Todo lo que pasó durante los 37 minutos que duró el evento fue especial, las palabras de sus dirigidos, los mensajes que le enviaron Mauricio Serna, Óscar Córdoba, Carlos El Pibe Valderrama, Carlos Bianchi y Radamel Falcao García y las anécdotas de esa hazaña que se animó a contar el mismo entrenador.

Vanegas, protagonis­ta de una de ellas, no pudo contener la emoción y derramó algunas lágrimas al escucharlo. A los asistentes se les hizo un nudo en la garganta al ver la reacción del recio jugador, capitán del Once campeón.

Montoya, con su particular sentido del humor, pidió el micrófono y rompió el momento emotivo para decirles a los presentes: “así los quería ver, parados frente a mí”. Mientras, sus hermanos Gloria Estella, Martha Lucía, Carlos Mario y Juan David no paraban de llorar, sentados frente a la mesa principal.

“Es que ese era el sueño por cumplir de Luis Fernando y ver que aún lo tienen presente es algo que nos llena de felicidad”, señaló conmovida Martha Lucía.

Con el beso a la Copa se selló el día que más ha anhelado Montoya en los últimos 13 años. Desde ayer el galardón reposa en la sala de su casa en El Poblado

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