Pese a orden de extradición, Andrés Felipe Arias apelará
En Colombia tendría que pagar una condena de más de 17 años por irregularidades en AIS.
Tras más de dos años de dilaciones ante los tribunales de Estados Unidos, en donde en primer momento trató de que le fuera avalada su solicitud de asilo por considerarse un perseguido político, el juez federal John O’ Sullivan autorizó la extradición del exministro de Agricultura Andrés Felipe Arias, quien fue condenado en Colombia a 17 años y cinco meses de cárcel por irregularidades en la entrega de millonarios subsidios del programa Agro Ingreso Seguro.
Con la decisión judicial, en teoría, Arias se quedaba sin herramientas legales para prorrogar su estadía en Estados Unidos y se esperaba que fuera enviado de inmediato a Colombia para pagar la condena.
Sin embargo, según explicó su abogado, Victor Mosquera, cuentan con 30 días para apelar la decisión, incluso han manifestado que podría llegar hasta la Corte Suprema de ese país. Finalmente, este proceso podría tardar hasta dos años más.
La tesis de la defensa de Arias sigue siendo la misma: que no hay una acuerdo de extradición vigente entre los dos países y, por eso, Mosquera asegura que “Arias vuelve a la cárcel por una mentira del Gobierno de Colombia que ha engañado a la opinión internacional, a los Estados Unidos, porque ha dicho que hay un tratado de extradición cuando la Corte, en 1986, lo declaró inexequible”.
Lo cierto es que, desde mediados de julio de 2014, las autoridades colombianas le perdieron el rastro al exministro Arias, quien días antes de la condena penal había abandonado el país. Sin embargo, este era un hecho que se veía venir desde que, en 2011, el exministro recibió una sanción disciplinaria de destitución e inhabilidad de 16 años.
El escándalo
Han pasado ocho años desde que una publicación, en la desaparecida Revista Cambio, puso al descubierto que un buen porcentaje de la entrega de millonarios subsidios del programa Agro Ingreso Seguro, habían quedado en manos de reconocidos empresarios y no de campesinos, como había sido plan- teado por Arias al presentar el ambicioso programa.
Fueron varias las irregularidades que empezaron a salir a flote luego de la publicación de la revista que en sus páginas dejo ver que, por ejemplo, familias como los Vives Lacouture, recibieron subsidios por 6.985 millones de pesos. Los Dangond Lacouture 2.973 millones y los Dávila Jimeno 2.212 millones. Por el contrario, los pequeños campesinos, recibían exiguos subsidios.
La inequidad en la entrega de créditos quedó documentada por la Procuraduría cuando identificó que, entre 2007 y 2009, había 161 créditos por más de mil millones que sumaban 416 mil millones.
Por el contrario, había 79 mil créditos, de por lo menos 20 millones, que eran los que les entregaban a los campesinos, y sumados daban casi la misma cifra.
Sin embargo, el asunto que generó la condena penal contra Arias fue que, desde el Ministerio de Agricultura, se permitió el fraccionamiento de los predios para recibir varios subsidios que serían invertidos en una sola finca.
El ejemplo ya señalado es el de la familia Dávila Jimeno que por ese fraccionamiento recibió 2.212 millones repartidos entre varios familiares y hasta fue famoso, en este caso, que para poder acceder a este dinero también resultó involucrada la exreina Valerie Domínguez, quien en su momento era novia de Juan Manuel Dávila.
No obstante, Arias siempre ha afirmado que este programa se manejó con transparencia y sí generó beneficios para los pequeños agricultores. Ese fue su argumento de defensa en el proceso que enfrentó duran- te más de tres años ante la justicia colombiana hasta que, el 17 de julio de 2014, fue condenado.
El expresidente Álvaro Uribe también ha sido un férreo defensor del exministro de Agricultura y ha afirmado que esta condena se trata de una persecución de la justicia contra Arias y otros miembros de su gobierno.
Fueron más de dos años en los que Arias trató de evitar su extradición. Ahora el juez John O’ Sullivan avaló su envió a Colombia pero a juicio de su abogado Mosquera, aún hay tela por cortar