Gabriel García Márquez visita Medellín cada septiembre
Este jueves empezaron tres días para hablar del buen periodismo, ese que tanto le gustaba al Nobel colombiano. Conversamos con el director del Festival Gabo.
Gabo tenía el sueño de hacer un periodismo mejor, al que no hubiera que hacerle rectificaciones. Esa es parte de la prehistoria del Premio y Festival Gabriel García Márquez que se realiza en la ciudad desde hace cinco años.
Jaime Abello Banfi, el director de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, conversa sobre el premio que tiene sus orígenes en México con un galardón que llevaba el nombre de la fundación, patrocinado por Cemex y del que se hicieron nueve entregas. Se volvió festival en 2013, cuando pensaron en un evento de ciudad en Medellín.
“Ese primer premio realizaba unas sesiones con los finalistas, que contaban cómo hicieron su trabajo –dice Abello Banfi–. Como el detrás de cámaras de la historia. A Gabo eso le parecía lo máximo. Era una reunión a puerta cerrada, en el hotel. Participaba el consejo rector. Eso es fundamental, no solo estimular sino compartir experiencias”.
Esas sesiones que el Nobel de Literatura tanto disfrutaba, recuerda el director, comenzaron a ser abiertas al público en la capital antioqueña. Así es el Festival, gratuito y no solo para periodistas. “Si miras bien, este es el único de periodismo y en torno a un premio intercontinental. ¿O cuál otro conoces? Sé que en Italia hay dos, pero más cerrados. En Brasil hay uno en ciernes, inspirado en el nuestro, pero solo dura un día”.
¿En estos casi 20 años, sumando la prehistoria y el Fes- tival, en la Fnpi pueden decir cómo es el periodismo que se hace en Iberoamérica?
“Siento que es el de excelencia, ético e innovador. América Latina está a la vanguardia periodística. Hay hacia dónde mirar. Es periodismo bien hecho. De modo que no es indispensable buscar referentes en otras lenguas o continentes. En América Latina hemos podido captar mucho de lo más interesante que se hace cada año. Recogemos la cosecha. Son 12 finalistas en diversidad de temas, abordajes, maneras de trabajar. Hay propuestas de autor y de equipo, medios tradicionales y nuevos”.
¿Cuáles son los pilares del Festival?
“Son el premio, Gabo y periodismo y ciudadanía”.
Un valor es que está dirigido a periodistas y al público en general.
“El Festival tiene un valor pedagógico. Para los periodistas y estudiantes interesados en conocer lo que se está haciendo en el periodismo del mundo, hay una programación variada, con invitados internacionales. Muchos vienen de universidades de diversas regiones de Colombia, de Centroamérica, de Estados Unidos. A los talleres se inscribieron cerca de 3.000 personas. Si quieres otro dato, te diré que entre el 40 y el 50 % de los asistentes son estudiantes. En cuanto a la programación abierta obedece a que el periodismo es una actividad que involucra a la sociedad, aunque los periodistas sean profesionales y el periodismo un negocio, pero su esencia es ciudadana. Los asistentes son gente común y corriente, que encuentra un festival gratuito, sin restricción”.
¿Qué papel juega el Festival en este tiempo tan orweliano de incertidumbre política y social, así como de noticias falsas?
“Queremos ayudar en ese sentido. Llevar el mensaje a los periodistas de que se abstengan de hacer noticias falsas, a las que, por cierto, les decimos más bien desinformación o noticias falseadas. Tenemos un conversatorio que se llama Fábrica de desinformación, y el primer nombre que nos surgió cuando lo planeábamos era Fábrica de noticias falsas, pero lo cambiamos porque las noticias falsas no son noticias. Queremos ayudar a combatir la manipulación en las redes, alertar sobre la desinformación cívica en redes, así como destacar nuevas narrativas. En ese sentido, el Festival es un escenario ideal para examinar estos temas, porque el año
próximo vienen las elecciones y el proceso de construcción de la paz”.
Gabo viajó a Medellín a cubrir un derrumbe en Las Palmas. ¿Cuántas veces vino finalmente?
“Cuatro. Una, ese cubrimiento, que creo que es el primero en que lo envían de El Espectador y que sucedió por el tiempo en el que le hizo un reportaje a Ramón Hoyos Vallejo, el ciclista. Otra visita suya fue en los años 80, para proponerle a Darío Arismendi la fundación del periódico El Otro, cuando Arismendi le dijo algo así como, ‘¿te vas a poner en esas bregas?’, y Gabo le contestó: ‘Ajá, y qué quieres, ¿que me convierta en un viejito de pantuflas?’. La cuarta cuando estaba documentando Noticia de un secuestro y vino para hablar con los Ochoa en la cárcel. Y puede decirse que el Festival es la presencia de Gabo en Medellín”