Adiós al “guardián de la heredad”
Hoy serán las honras fúnebres de Alfonso Ortiz Del Corral, fallecido ayer en Bogotá. Sus amigos lo recuerdan.
Recio en sus convicciones, vertical en la defensa de sus principios, lector voraz de historia política y economía. Y, sobre todo, un gran miembro de familia, cariñoso con sus hijos y nietos, guardián indeclinable del recuerdo de su esposa, María Victoria Gómez (Q.E.P.D.). Así recuerdan a Alfonso Ortiz Del Corral sus familiares y amigos, quienes hoy lo despiden tras su fallecimiento, ayer en Bogotá.
Al despedirse hace pocos días de su sobrino, Juan Ramón Villa, Alfonso le dijo que estaba enormemente agradecido con la vida. “Gracias a Dios que me permitió ser parte de la familia de Fernando Gómez y Bertha Martínez, quienes me dieron el regalo más maravilloso de mi existencia: su hija, mi esposa María Victoria”.
Juan Ramón recuerda emocionado la presencia, año tras año, sin faltar ni uno, de Alfonso en las procesiones de Semana Santa en Santa Fe de Antioquia: “Había que ver la formidable estampa de Alfonso, acompañando al Cristo. Inspiraba serenidad y digni- dad. Durante años fue carguero del mismo Cristo”.
Juan Gómez Martínez, su cuñado (“y más que cuñado, un hermano”), recuerda la fe inquebrantable de Alfonso durante toda su vida, la que conservó incluso en los momentos más duros, como la muerte de tres de sus cinco hijos (Isabel, Daniel y María Teresa), y de su esposa. Recuerda el exministro Gómez Martínez que a pesar de haber vivido más de 60 años en Bogotá, Alfonso conservaba su esencia paisa y que no dejó nunca su amor incondicional por Santa Fe de Antioquia.
Trabajó muchos años en Coltejer, hasta que se radicó en la capital del país para gerenciar la empresa Ergon, de artículos eléctricos. Mientras trabajaba, estudió Economía. Puntual y organizado como pocos en los asuntos administrativos, leal a la palabra, no admitía dobleces en el cumplimiento de los compromisos asumidos.
Otro de sus amigos (y pariente), Alberto Velásquez Martínez, resalta también la verticalidad en sus principios y sus firmes ideas liberales. “Fui testigo durante toda su vida de un hombre auténtico, al que le en- cantaba leer historia y política colombiana. Vivía enterado de las novedades bibliográficas, siempre me llamaba cuando salían textos nuevos, y los comentábamos por teléfono o en gratísimas reuniones cuando venía a Medellín. Admiraba a López Pumarejo, a Alberto Lleras, le encantaba hablar de economía. Era muy inquieto intelectualmente y muy bien informado. Vivía sumamente orgulloso por la formación de sus hijos y sus éxitos profesionales. Allí mostraba su faceta más entrañable”.
El empresario Juan Manuel Del Corral rememora con emoción la figura de quien considera “un monumento a la amistad”. Y no duda en definir a Alfonso como “el Guardián de la Heredad”: “pocos como él honraron con mayor devoción la memoria de sus mayores. No solo exaltó de forma permanente la amistad, sino que era el testimonio vivo de la historia, que nos contaba con total dominio, incluso en las partes más complejas”.
Las honras fúnebres de Alfonso Ortiz se celebrarán hoy, en Bogotá, y sus cenizas serán trasladadas a la iglesia María Madre de Dios, en Sajonia (Rionegro)