¡YA, DEJEN DE TIRARSE!
A lo largo de la historia, se ha conocido al fútbol como un deporte fuerte, de contacto y valentía. Todos los jugadores han sido conscientes del peligro que esto puede ocasionar. Claro, en el mundo del deporte hay una gran posibilidad de salir lesionado. Se ha podido ver la gravedad de esto, muertos en el campo, huesos rotos y perder la conciencia, cosas de las que ningún atleta en el mundo se escapa. Lastimosamente, distintos jugadores mediocres, con técnicas poco éticas, y poca personalidad decidieron manipular la esencia del deporte rey.
Se mostrará esto como sucede. Desde los principios del fútbol a nivel mundial, se puede hablar de Uruguay 1930, primera copa mundial. Los juga- dores de entonces veían las pelotas de fabricación argentina un poco duras y pesadas. Para no tener una fractura de cráneo al finalizar el encuentro estos usaban boinas, así sería más fácil evitar un golpe. Los uruguayos son llamados por la famosa “garra charrúa”, esto debido a la pasión que le impregnaban a cada pelota dividida y cada partido, llegando a atentar con su propia integridad física por ganar un duelo, hablando futbolísticamente. Es fácil deducir porque son tan “pata dura”.
Este buen ejemplo de pasión y entrega se ha ido perdiendo, simultáneo a la evolución del fútbol. En este nuevo milenio, un breve contacto causa una gran falta, dolor profundo y llorar hasta no poder. Al menos eso nos hacen creer, buscan faltas donde no las hay y se han aprovechado de los árbitros al punto de llegar a mentir, porque sí, fingir una falta es una mentira. Los partidos de fútbol entran en una monotonía, tirada tras tirada, falta tras falta. Se pierden la emoción y el éxtasis de un buen partido de fútbol. Pero… ¿Qué causa esta poca honestidad de los jugadores?, es probable que piensen la manera más fácil de llegar a gol o buscar una expulsión injusta, la verdad no se sabe que tienen en la cabeza. Los grandes talentos se ven denigrados por la poca madurez.
Esto puede ir más allá del fútbol, pensar en los pocos valores inculcados desde niños, saber que una mentira es lo más peligroso para la raza humana. En fin, es un asunto de reflexión común
¿Qué causa esta poca honestidad de los jugadores? Esto puede ir más allá del fútbol, en los pocos valores inculcados.