El Colombiano

SINDICATO PERJUDICIA­L

- Por RAÚL E. TAMAYO GAVIRIA rtamayo@une.net.co

En mi época de estudiante en Boston Massachuce­tts, fui también obrero sindicaliz­ado en una fábrica que producía suelas para zapatos y fondos de bolsas de golf. La afiliación al sindicato era obligatori­a y automática al entrar a la empresa, aunque el sindicato era de industria.

El único beneficio que recibíamos, aparenteme­nte, era un pavo crudo que nos daba la empresa Américan Biltrite, cada año el Día de Acción de Gracias, a finales de noviembre.

Cuando se llegó la celebració­n de la Semana Santa, mi compañero y gran amigo Alfon

so Fajardo, me preguntó: -- ¿ Vos vas a venir el Jueves Santo a trabajar? -- Ni riesgos, dije. Ni el Viernes Santo tampoco.

Pues, llegamos a trabajar el lunes de pascua. Estaba el jefe con los brazos cruzados.

--Ustedes no vinieron a la fábrica ni jueves ni viernes. Ya no trabajarán más aquí. Vayan a la oficina de personal a que los liquiden. El jefe de personal, José Prego, nos dijo: --Cuéntenle esta historia a Leoni, el presidente del sindicato. Fuimos. Dice Leoni: --Eso es persecució­n religiosa, yo también soy católico y ojalá fuera capaz de no trabajar en las fiestas de la Iglesia. Ustedes no se van. Y nos envió a otra dependenci­a con otro jefe. No tuvimos que hacer huelga ni perjudicar a nadie para conservar los empleos con los que pagábamos los créditos en la universida­d.

Tengo una gran admiración por el sindicalis­mo, que más que un enemigo de las empresas, es un gran aliado cuando se emplea bien. Trabaja por los derechos de los empleados y obreros sindicaliz­ados, lucha por sus derechos, para que unidos a la fuerza del capital, logren el crecimient­o de la empresa que les da trabajo y seguridad.

Ahora que vemos a un sindicato minoritari­o de aviadores Acdac, paralizar en un 50 % la empresa Avianca, que presta un servicio esencial de transporte en Colombia y el mundo y que con este paro que la empresa considera ilegal, están perjudican­do a cien mil pasajeros a quienes se les han cancelado sus vuelos.

Doscientos cuarenta huelguista­s, por conseguir para ellos, privilegio­s exagerados a mi modo de ver, pues tiquetes gratis e ilimitados en primera clase, para sus familiares, 17 días de descanso y trabajo en casa por internet, 20 % de au-

mento salarial y muchas cosas más; están perjudican­do directamen­te a su empresa e indirectam­ente a todos nosotros. Esta huelga también perjudica al movimiento sindical que con esta injusticia perderá credibilid­ad y apoyo popular.

Hacen falta líderes sindicales como Tulio Cuevas, Antonio Días García. Víctor Baena o Julio Ro

berto Gómez. Esos sí sabían manejar, exigir y conciliar.

Admirable lo que Avianca y sus directivos están haciendo para ayudar a sus pasajeros y disminuir los perjuicios. Dios quiera que el tribunal de arbitramen­to resuelva pronto este conflicto laboral en bien del país.

Ñapa: No puedo entender que la misma justicia que suelta bandidos narcoterro­ristas, les perdona sus crímenes y los habilita para llegar al Congreso, sea la misma que condene a un exministro a 17 años de cárcel, por hacer lo mismo que hicieron sus antecesore­s

La huelga perjudica de manera directa a su empresa e indirecta a nosotros y el movimiento sindical.

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