Hugh desnudó las portadas
El fundador de Playboy, Hugh Hefner, conmocionó a la sociedad de los años 50.
Ninguno de los lectores de la segunda edición de Playboy, en enero de 1954, perdió de vista a Margie Harrison, la modelo que apareció para su deleite, y seguramente no olvidó su nombre por algún tiempo. En cambio, ¿cuántos de ellos prestaron atención al nombre del autor de una novela rara que comenzó a publicarse por entregas: Fahrenheit 451?
Nada menos que ese ícono de la literatura de Ray Bradbury, que sigue a un bombero encargado de quemar libros por orden del Gobierno, apareció en la revista de las conejitas. Porque detrás de esa publicación estaba el genio creativo de Hugh Hefner, quien además de convertirse en apóstol del hedonismo, producto de una infancia marcada por la represión moralista de sus padres, se formó como agudo editor.
Nacido en Chicago en abril de 1926, a los 9 años elaboraba un periódico que vendía de puerta en puerta a vecinos de su barrio. Hizo otro cuando era colegial, Pepper, que los estudiantes siguieron sacando hasta 10 años después de él graduarse de bachiller.
Trabajó en la revista Esquire, en la que, por supuesto, conoció a las grandes plumas del periodismo y la literatura, como Ernest Hemingway y F. Scott Fitzgerald.
Se enteró de que Bradbury, un autor desplatado que apenas podía alquilar una máquina de escribir en el sótano de una biblioteca, había escrito esas gloriosas páginas en nueve días, en 1950, y le propuso que esperara que él creara una revista para publicarla por entregas.
Constituía un placer especial ver las cosas consumidas, ver los objetos ennegrecidos y cambiados. Con la punta de bronce del soplete en sus puños, con aquella gigantesca serpiente escupiendo su petróleo venenoso sobre el mundo, la sangre le latía en la cabeza y sus manos eran las de un fantástico director tocando todas las sinfonías del fuego y de las llamas para destruir los guiñapos y ruinas de la Historia.
Es el primer párrafo de la novela de Bradbury.
Por ese tiempo, Hugh vio, en un taller, como sigue siendo habitual, un calendario colgado a la pared, con la imagen de una chica rubia parecida a la actriz Marilyn Monroe, cuya popularidad estaba en su esplendor. De ahí le surgió la idea de la mujer en la portada.
Dueño de una filosofía liberal que fortaleció en la universidad, donde estudió las relaciones y el sexo, había publicado ensayos sobre el tema. Uno de ellos para la clase de patología social: El comportamiento sexual y Estados Unidos.
Esa ideología no solo contrastaba con la formación recibida en la casa, un hogar metodista, sino con la cultura dominante en su país, en las artes y en el cine. Creó la revista Playboy para exponer finas letras y pieles. En la primera portada apareció la ya famosa Marilyn Monroe.
El suceso editorial fue inmediato. La combinación de mujeres bellas con literatura y periodismo dio resultado. Llegó a imprimir 7,5 millones de ejemplares. También gustó la idea de la página central desprendible, que pudiera usarse como afiche decorativo.
Todo un éxito
Quien más veces ha aparecido es la actriz Pamela Anderson, con 13. Los Hemingway también han aportado bastante: Ernest Hemingway es uno de los escritores que publicó en la revista. Y su nieta, la primera modelo en aparecer en la época en que la revista tomó la decisión de que no publicarían más mujeres desnudas, a finales de 2015.
Modelos como Marian Stafford, Jennifer Jackson, Marilyn Cole, Cindy Crawford han aparecido en sus portadas. En la edición de Estados Unidos, Farrah Fawcett ha sido la mo- delo de mayor edad en salir en la carátula, en 1997, cuando tenía 50 años. Patricia Paay, de 60 años, es la mujer de mayor edad en posar para Playboy, al aparecer en la edición holandesa, según los Guinness Records. En octubre de 1971, Darine Stern se convierte en la primera modelo afroestadounidense en figurar en solitario en la portada, y en 2009 se vio a Marge Simpson, la de la serie animada, con cabello azul. Fue la primera caricatura que se quedó con la carátula.
Esta revista, guardada bajo llave o expuesta a los ojos del mundo, ha hecho parte de la vida de Occidente por más de seis decenios.
Y qué ironía: con los años casi nadie recuerda el nombre de la mujer que mostró sus formas en el segundo número, y en cambio casi nadie olvida el nombre del autor de aquella novela que revela una realidad indeseable.
No todos han aplaudido su carrera y lo han criticado por reducir a las mujeres a objeto
sexual e incluso explotarlas. La feminista Gloria Steinem, por ejemplo, atacó a sus conejitas, luego de haberse hecho pasar un tiempo por una de ellas para denunciar la degradación de su condición hace 50 años.
Frederick Lane, autor de varios libros sobre la explosión de la pornografía, ve a Hefner como un personaje “complejo” que al inicio tenía una visión “limitada” de la mujer, aunque también contribuyó a una mayor libertad para hablar de sexo.
Letras famosas
Para dar punto final con más emoción a esta nota, adivinen quién es el autor del texto siguiente, el primer párrafo de un cuento aparecido en Playboy en 1971:
Los primeros niños que vieron el promontorio oscuro y sigiloso que se acercaba por el mar, se hicieron la ilusión de que era un barco enemigo. Después vieron que no llevaba banderas ni arboladura, y pensaron que fuera una ballena. Pero cuando quedó varado en la playa le quitaron los matorrales de sargazos, los filamentos de medusas y los restos de cardúmenes y naufragios que llevaba encima, y sólo entonces descubrieron que era un ahogado.
¡Correcto! Es Gabriel García Márquez. ¿ Y el cuento? El ahogado más hermoso del mundo