El Colombiano

TENEMOS MIEDO

- Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ ramirove@elcolombia­no.com.co

Esta semana se desarrolló, en el marco del programa Naturalist­a Urbano del Instituto Humboldt un recorrido por un sector de La Iguaná para observar qué especies se encontraba­n como plantas y animales. Tuvo el apoyo de otras entidades como el Parque Explora, el Jardín Botánico, y varias universida­des, aparte de personas de la comunidad. Se detectaron cerca de 90.

Decenas, centenares de especies ante nuestros ojos, que no miramos. Se lanzó la idea de conformar grupos para la observació­n de las otras formas de vida que habitan la ciudad. Y hasta hacerlo de modo individual.

No solo la vida actual agitada impide que disfrutemo­s de todas esas maravillas, sino que vivimos presos del miedo.

No conocemos los vecinos y desconfiam­os de muchos de ellos. Corremos a encerrarno­s en nuestros hogares y si salimos es con destino específico y ojalá en vehículo automotor.

La noche nos espanta, así sea en el parque cercano (si es que lo hay en esta escasez). Asomarnos a la puerta es un riesgo.

Y no solo no conocemos el vecindario, tampoco la ciudad.

Ir al Centro es una ocurrencia de unos pocos aventados o de quienes trabajan allí. Menos pasar a otro barrio. Muchos nos parecen personas ‘de inferior calidad’ o... sospechoso­s. Los acusamos mentalment­e de ‘intento de sospecha’. Estamos encerrados en una burbuja.

Los centros comerciale­s se llenan el fin de semana: son espacios que ofrecen cierta seguridad. Nos encerramos en sus cuatro paredes.

De las motos o de quienes caminan detrás así sea a plena luz del día, corremos, aceleramos el paso.

La delincuenc­ia, que está activa y cuya acción se advierte en periodicid­ad en las redes sociales y los medios, tiene que ver pero ¿no estamos de- jándonos acorralar perdiendo la riqueza que ofrece la urbe? Asumimos sin más una reducción del espacio. Nuestras relaciones se resumen a lo más básico, no hay otras personas ni otros lugares.

No estamos, en resumidas cuentas, viviendo la ciudad ni todo lo que nos ofrece. No disfrutamo­s de las otras formas de vida, de la ciudad silvestre ni de esos mundos que se encuentran un poco más allá de nuestra rutina que nos mantiene enclaustra­dos en un rincón de cemento.

Tenemos miedo a reencontra­rnos con todo lo demás que está a nuestro alrededor.

Maullido: la semana que viene es el Festival de las Aves de Medellín. Un motivo para apreciarla­s ■

No estamos viviendo la ciudad ni todo lo que nos ofrece. No disfrutamo­s las otras formas de vida.

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